Llegó al Santuario en 2014, procedente del zoológico de Leme, en São Paulo, donde vivía en un recinto extremadamente precario y pequeño. Toto vivió solo durante muchos años tras la muerte de su pareja. Durante su infancia, Toto vivió en el zoológico Bwana Park, en Río de Janeiro, que fue cerrado por el Ibama debido a evidencias de maltrato animal.
Cuando llegó al Santuario, era muy apático y parecía no interesarle nada, sin expresiones faciales ni vocalizaciones de chimpancé. Pero en cuanto vio y oyó a sus vecinos, Toto empezó a comportarse de forma típica de su especie, adaptándose muy bien a su nueva vida. Después de vivir con Margarete, con quien tenía una gran relación, Toto tuvo la oportunidad de tener un final feliz.
Falleció en 2017.