Llegó al santuario en 2007, muy debilitada pero embarazada, y logró dar a luz a un bebé sano, el chimpancé Marcelino. Vivía en un zoológico en Fortaleza, nordeste brasileño, donde sufrió mucho junto con los chimpancés Peter y Judy, ya que el zoológico fue cerrado y quedó en una situación precaria, lo que les hizo sufrir por la falta de comida y agua. Además, vivían en un recinto con poca sombra, obligándolos a permanecer en el calor y pasar sed.
Vivió feliz y en paz con su familia en el Santuario durante 14 años. Fue una excelente madre, muy dedicada, tranquila y serena. Le encantaba beber agua de una botellita.
Falleció en 2021.