Llegó al Santuario en 2003, después de pasar gran parte de su vida viajando con un circo en Minas Gerais, en Brasil. Durante su tiempo en el circo, fue castrado y le extrajeron todos los dientes.
A veces parecía un anciano un poco gruñón. Sin embargo, su personalidad era en realidad mucho más sociable, siendo muy cariñoso y juguetón. Le encantaba jugar con agua y a menudo se lavaba las manos y los pies mientras jugaba. Jango siempre estaba con su compañera Catarina, quien también tenía un historial de vida en un circo. Los dos eran inseparables y pasaban horas acicalándose mutuamente.
Murió el 5 de febrero de 2023.