Después de años de explotación comercial (exposición para fotos, etc.) en varias ciudades de Brasil, Hulk fue rescatado varias veces por el Ibama y devuelto por orden judicial a su dueño a principios de la década de 2000. Finalmente, en 2007, la justicia determinó su traslado permanente al Santuario.
Hulk fue visiblemente mutilado como forma de controlarlo durante las actividades itinerantes en las que participaba. Llegó al Santuario muy debilitado, sin dientes y prácticamente ciego. Afortunadamente, en abril de 2008 se sometió a una cirugía de cataratas en el ojo izquierdo que le devolvió la visión, y Hulk tuvo el privilegio de pasar sus últimos años de vida en el Santuario disfrutando de placeres simples como ver lo que le rodeaba.
Hulk falleció en 2012.