Fue una de las últimas chimpancés que trabajó en circos en Brasil, tras haber pasado casi 40 años en la rutina de actuar en espectáculos de pista. Llegó al santuario en 2009, después de que el Ibama y la Policía Federal la confiscaran en un circo de Minas Gerais. Catarina era muy sociable, cariñosa y delicada. Era toda una dama. Durante su estancia en el santuario, vivió en verdadera paz y amor con su compañero Jango, pasando todo el tiempo juntos.
Murió el 11 de noviembre de 2022, a los 51 años.