Si alguién tenía alguna duda de que el Instituto Royal servia de fachada como centro de tortura de animales, que ofrecia servicios para conglomerados multinacionales, que venden cosméticos y realizaban testes de toxicidad de sus componentes, en los perros Beagles que existían allá; después de leer el trabajo publicado por el profesor jubilado de la Unicamp, Carlos Alberto Lungarzo, también publicado en ANDA, no dejando nada para ser aclarado.

Aquel centro de tortura de animales, construido con dinero, probablemente a fondo perdido del erario público, vía FINEP, era un negociado con fachada científica, que escondía un trabajo sucio de exploración de testes biomédicos en animales.

La confirmación del cierre de las actividades del llamado Instituto, deja claro que allá nunca hubo pesquisas contra el cáncer, ni tampoco sobre otras enfermedades; lo que hacían, era vender servicios de testes de toxicidad, de componentes químicos usados en cosméticos y productos relacionados.

La victoria que representa el cierre del Centro de Torturas de San Roque, para todos los que luchamos contra el uso de animales en experiencias biomédicas, tiene un significado especial. Aquellos centros, como el de San Roque, que todavía insisten en torturar seres inocentes para ganar dinero, tienen los días contados. La sociedad ya está madura, sabe que nada de eso es necesario y hoy en día, existen métodos alternativos de laboratorios para hacer éstos testes; además del uso de voluntarios humanos, como revela el Diario Valor, en su edición 677 -«El Laboratorio de la Vida»- sólo en Brasil hay más de 1 millón de pacientes-testes, que son sometidos a investigaciones clínicas con drogas experimentales.

El ejemplo que la sociedad Brasileña le está dando al mundo, cerrando compulsoriamente y rescatando de las garras de los torturadores, decenas de animales inocentes, marcará ésta lucha que hoy se extiende por el mundo, hasta conquistar y erradicar de nuestro Planeta, la tortura y los torturadores de animales, disfrazados de cientistas.

Dr. Pedro A. Ynterian

Presidente, Proyecto GAP Internacional

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