SANTUARIO SAVE THE CHIMPS
Lou nació en Africa alrededor del 1963. Fue capturado, como muchos bebes iguales que él, por cazadores y traficantes de animales, que tenían encomiendas de grandes centros de investigación médica, y de zoológicos norteamericanos. Lou terminó en la Base Holloman de la Fuerza Aerea Norteamericana, en el Estado de Nuevo Mexico, en 1966. Sus proximos 35 años de infortunio los vivió en una jaula, siendo usado como cobayo de laboratorio y como reproductor.
Su proximo destino fue quizás todavia peor, la Fundación Coulston, en el mismo Estado, que hacía experiencias médicas y reproducia chimpancés para vender a otros centros de tortura. Cuando la Fundación quebró, el Santuario Save the Chimps y la Fundación Arcus compraron las instalaciones con los 260 chimpancés torturados incluidos. Lou vió, entonces, una luz al final del tunel. Cuando la Dra. Carole Noon entró en los laboratorios, encontró a Lou junto con otros chimpancés considerados viejos, viviendo todos juntos. Además de Lou, estaban Jeb, Roman, George y Ted. Sorprendentemente, Lou a pesar de los sufrimientos, no guardaba rencores de los humanos, o tal vez, él vió en aquellos humanos, seres diferentes de los que conoció en su vida, generalmente con guantes y uniformes blancos, siempre dispuestos a clavarles una aguja en sus cuerpos debilitados. Lou se ganó el corazón de los tratadores de inmediato.
Lou era un lider en su familia, muy querido por las hembras, siempre recibía acogedoramente nuevos miembros en su grupo, y ayudó a separar peleas y terminar con las disputas internas. En marzo del 2007, Lou y su familia, constituida por Olivia, Opal, Bam Bam y Shellie, colocaron sus pies en la isla del Santuario de Fort Pierce, que se llamó mas tarde de Isla de Lou.
Lou era especialista en construir nidos. Uno de los favoritos puntos en la isla era una de las plataformas de madera, donde distribuía las frazadas en forma de nido, para disfrutar la brisa del atardecer, bajo el cielo azul de Florida.
Lou tuvo 29 hijos, siete de ellos viven en el Santuario: Tammy, Vanna, Cori Lyn, Pele, Bradley, Joey y Jude.
Era el 7 de Julio, él acababa de disfrutar de un buen desayuno. Los chimpancés comenzaron a gritar y a llamar a los tratadores. Lou había caido fulminado por un ataque cardiaco. Su corazón resistió una vida de sufrimientos, pero no consiguió disfrutar la compensación de vivir con su familia en un ambiente de respeto y decencia, que nunca él conoció en la sociedad que se dice humana. Las recordaciones que él deja a sus iguales y a los humanos que tuvieron la suerte de conocerlo es que, en una alma pura como la de él, no hay guarida para el odio. Uno de los tratadores, Eron, con lágrimas en los ojos, dijo “el era el chimpancé mas dulce que yo ya conocí”.
Descanse en Paz, el grande Lou”
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Projeto GAP Internacional