Enviar un chimpancé que ha vivido solitario 10 años, que tiene una amiga como Alejandra que lo visita con frecuencia, que se siente seguro en un local, aunque sea horrible, y enviarlo a centenas de kilometros de distancia donde no conoce a nadie, donde no hay otro chimpancé con quién compartir la vida, en un frio inhospito, colocado en una vitrina de exposición, es sin duda una condena a muerte.
Cómo los seres humanos pueden ser tan crueles? Como tratar un ser tan proximo a nosotros, que tiene nuestra misma sangre – los chimpancés y humanos pueden intercambiar la sangre sin restricciones – puede ser arrancado de un local en que vivió casi toda su vida, por peor que sea, y enviarlo a otro, donde no tiene nada de afinidad.
Los chimpancés son seres sociales, viven en grupo de 40 o 50 en la selva. Las abuelas, las madres, cuidan de los hijos, y los machos cuidan de la comunidad. Un chimpancé precisa tocar a otro, y ser acariciado por otro. Es su idiosincracia. Cómo un administrador de un Zoológico, tanto el de Córdoba como el de Rio Negro, no saben de eso, y dicen que cuidan de animales,.
Nosotros tenemos más de 80 chimpancés en el Brasil en 4 Santuarios, podemos ofrecerlo a Toti lo que nunca tuvo, un amigo, una compañera, un local donde se comunican entre sí, ya que los gritos de chimpancés transmiten sus sentimientos a grandes distancia. Qué Toti vá escuchar allí? Pájaros? que parece que es la especialidad de aquel local.
Toti tiene 12 años, es un joven, tiene una vida larga por la frente, si lo sabemos cuidar, si no, como centenas de sus hermanos recluídos en zoológicos, morirá prematuramente de soledad.
Será que no entendemos esto? Y tenemos el orgullo de llamarmos HUMANOS?!
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional
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