En una investigación de las autoridades ambientales norteamericanas que duró 6 meses, sobre la muerte de la entrenadora Dawn Brancheau por una orca, se llegó a la conclusión de que la institución actuó con negligencia, al permitir un contacto muy estrecho entre la entrenadora y la orca Tilikum de seis toneladas, que ya había matado, junto con otras dos orcas, otro entrenador 20 años atrás.

La Agencia OSHA (Dirección de Seguridad y Salud Ocupacional) de los Estados Unidos ya había prohibido que los entrenadores nadasen junto con las orcas y que se quedasen al borde de los tanques, en contacto directo con los animales, ya que esa practica facilitó para que Tilikum arrastrase a Brancheau para la profundidad y la ahogase.

La Administración del Sea World, que rechazó las conclusiones de Osha, fue multada en 75 mil dolares por su actitud negligente e insistió que nuevas medidas de seguridad sean implantadas. El Sea World no obedece las recomendaciones de la Osha, pues el contacto entre los entrenadores y las orcas es “la parte que más agrada al publico en el espectáculo”.

En toda esta polémica que todavia continua y que tendrán nuevos desencuentros, no se menciona la real causa de la actitud agresiva de la orca, que es su cautiverio forzado al cual el animal es sometido, durante años, en espacios reducidos para su cuerpo enorme y su agilidad inigualable. El Sea World recaudó 1.4 billones de dolares en ingresos en el año de 2009, que es la razón principal para mantener esta actitud de tortura y maltrato contra todos estos cetáceos de extraordinaria inteligencia.

Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional

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