SANTUARIO SAVE THE CHIMPS
Si algun chimpancé es el simbolo del sufrimiento en los laboratorios de tortura médica norte-americanos, tal vez, Rufus sea el mayor de todos. La primatologa Carole Noon lo encontró, en lo que ella llamó “el calabozo”, sólo y abandonado, cuando asumió el control de los laboratorios de la ex-Fundación Coulston, en el Estado Norteamericano de Nuevo Mexico, años atrás.
Rufus salió del “calabozo” y fue a disfrutar del sol de Florida, que lo haría olvidar su pasado tenebroso. Sin embargo, la infelicidad todavia lo perseguía. En la mitad de este año una infección se localizó en su hueso de la muñeca, y amenazaba extenderse al brazo y llegar a una septicemia. En agosto fue decidido amputar su brazo. Un grupo multidisciplinar fue creado para este fin, dirigido por el cirujano ortopedico humano, Dr. Guy Hickman Jr., que de forma voluntaria, junto con otros veterinarios, participó de la operación.
El gran problema era la recuperación post-operatoria. Los chimpancés cuando están juntos tienden a cuidar las heridas de los otros. Al principio Rufus fue dejado sólo y se acostumbró más rápido de lo que se pensaba, a la idea de no tener más el brazo derecho. Una semana después fue juntado con Ted, su primer amigo en el Santuario, que es parcialmente ciego, y así no vería la herida del brazo. Una semana más tarde, fue permitida la entrada de su amiga Marisa, pero ella comenzó a tocar la herida y tuvo que ser separada. Tres semanas después de la cirugia, Rufus ya tenía la herida cicatrizada y estava listo para reunirse con su familia, lo cual sucedió.
Rufus pensó que los años de tortura en el laboratorio habían terminado, cuando sucedió esta nueva complicación, que llevó dolor y ansiedad a su cuerpo, sin embargo, su fortaleza y su deseo de vivir siempre fueron mayores que todas las adversidades que encontró en su vida, y nuevamente pasó por arriba del sufrimiento para renacer y vivir muchos años mas en compañía de su familia.
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional