Cuarenta años atrás, la Fuerza Aerea Norteamericana idealizó un Proyecto llamado X, de contenido ultrasecreto. En la Base de la Fuerza Aerea de Lockridge, en Florida, en un Centro de Investigación de Armas Estrategicas, el mismo fue montado.

En aquella época los militares norteamericanos deseaban saber cuánto resistiría un piloto de un jet de ataque después de estar expuesto a la radiación o a una explosión atómica.

En el Centro de pruebas de vuelos simulados, junto con los comandos de un avión se montó un reactor nuclear, que en un momento determinado desataría una fuerza radiactiva equivalente al de un artefacto nuclear, que alcanzaría al piloto y su avión.

Como era de esperar, los pilotos no serían humanos, sino casi humanos. Los chimpancés asumirían ese papel. Más de una decena de chimpancés reclutados en diversas fuentes, inclusive cazados en Africa todavia bebes, fueron colocados en un “vivero” para comenzar el entrenamiento.

Primeramente, los chimpancés eran enseñados a volar en los diversos simuladores de vuelo allí existentes, hasta dominar todos los comandos y ser capazes de subir, hacer un vuelo y regresar. Cada chimpancé vivía aislado en una especie de jaula, y tenía tratadores e instructores que se relacionaban con ellos.

El destino de aquellos chimpancés era uno solo: LA MUERTE. Cuando ellos ya dominaban los comandos eran colocados en la sala de pruebas principal, a prueba de filtración de radiación al exterior, y eran dejados solos volando hasta cansarse. En un momento del vuelo, el reactor nuclear aparecía en sus espaldas y practicamente los incineraban. El piloto simio nunca sabría lo que sucedió, y continuaría volando en su vuelo imaginário, hasta morir. La Fuerza Aerea computaria ese tiempo, para medir la resistencia eventual de los pilotos humanos a un evento nuclear.

En 1987, el Proyecto “Secreto” X fue llevado al cine, y el mundo conoció “la insanidad” del mismo, que posiblemente sacrificó un numero hasta hoy no calculado de chimpancés.

A un costo de 18 millones de dolares, el director Jonathan Kaplan dió vida a aquella experiencia infame, con la participación del actor Mathew Broderick en el personaje de Jimmy Garret, que terminó apasionado por los simios, y Helene Hunt, como la psicologa Teresa MacDonald, que enseñó el lenguaje de las señales al chimpancé bebe Virgil, que fue retirado de su habitat, a un alto precio, y enviado a un destino desconocido.

Diez chimpancés participan de esta pelicula, haciendo la historia bien más real. El Chimpancé Willie, que hacía el papel de Virgil, sabia comunicarse y consiguió conducir la rebelión, que terminó con el secuestro de un pequeño avión que dirigido por los pilotos simios, terminó en un pantano de Florida, consiguiendo la tan ansiada libertad.

Virgil descubrió la verdad cuando su compañero Bluebear (protagonizado por el chimpancé Luke) no regresó del entrenamiento del vuelo simulado. Su nombre también fue retirado de su jaula que quedó vacia. Bluebeard (Barba Azul) había sido practicamente carbonizado por el reactor en pleno vuelo. En un momento de descuido de Garret, Virgil huyó y encontró a Barba Azul muerto en una cama del laboratorio. En ese momento él entendió que ellos nunca saldrían con vida. A partir de ese momento, en la lenguaje de señales, pidió a Garret que lo dejase salir.

Garret termina haciendo contacto con Teresa MacDonald, que toma un avión y va para Lockridge descubriendo que Virgil no fue enviado al Zoo de Houston como le contaron, sino a un proyecto secreto em una base de la Fuerza Aerea.

A pesar de estar amenazado con una Corte Marcial y nunca más poder pilotar un avión, como él deseaba, Garret permitió la rebelión de los simios, ya iniciada, cuando Goofy (Chimpancé Okko) robó la llave de su jaula, la abrió y también libertó a sus 8 compañeros restantes, permitiendo que continuase y participando de la misma.

A pesar del final feliz de la pelicula, con una parte del grupo siendo libertado en la selva de Florida, y el proyecto siendo cancelado, fue de conocimiento publico lo que sucedía en aquella base en el proyecto secreto. En la época, PETA y outras organizaciones condenaron el proyecto y el uso de los chimpancés en peliculas, sin embargo, el hecho de haberlos mostrado al publico tal vez haya sido un bien mayor, ya que pocos años más tarde la Fuerza Aerea canceló todos los proyectos, incluyendo los espaciales que usaban grandes primatas.

Willie hoy parece estar en un Santuario llamado “Primarily Primates”, en Texas, que ya fue denunciado por mantener los chimpancés en pesimas condiciones de vida.

Willie, que como Washoe, hablaba por señales, fue el precursor para que más de dos decadas después, fuese creado un chimpancé virtual, de nombre Cesar, que comandó la última pelicula de la serie “Planeta de los Simios” y que al grito de “No” se rebeló contra outros humanos que también los maltrataban.

Aquellos que deseen asistir a la pelicula pueden bajar la misma por la Internet. Nosotros tenemos una copia hablada en castellano, que nuestra representante del GAP en Argentina, Alejandra Juarez, descubrió y nos la hizo llegar, así como también tenemos una copia em inglês.

Después de asistir a la pelicula, Uds podrán entender porque los grandes simios precisam tener sus derechos basicos reconocidos en nuestra sociedade, para que NUNCA MÀS, ningun humano, ningun gobierno y ninguna organización, los sacrifiquen en aras de los intereses mezquinos de los humanos.

Director: Jonathan Kaplan

Writer: Stanley Weiser

Twenty Century Fox, 1987

Fuente: www.anda.jor.br/19/07/2012/projeto-%E2%80%9Csecreto%E2%80%9D-x