Por Isabel Miranda (ABS Sociedad)
Orangutanes, bonobos, gorilas y chimpancés podrían ver ampliados sus derechos próximamente por ser «los animales con una mayor proximidad genética» al hombre. La ley de bienestar animal, pendiente de obtener hoy el último visto bueno del Congreso, obligará a crear una ley de grandes simios mediante la que podrían ganar un reconocimiento expreso al derecho a la libertad, a la vida y cierta protección moral que les evitaría, por ejemplo, ser separados de sus familiares. En países como Argentina los tribunales han considerado algunos de estos ejemplares como ‘personas no humanas’.
El artículo, introducido como una disposición adicional durante la tramitación de la ley sobre bienestar animal en el Congreso, incluye escuetamente que «en el plazo de tres meses a contar desde la entrada en vigor de la presente ley, el Gobierno deberá presentar un proyecto de ley de grandes simios».
De cumplirse los plazos, el Ejecutivo debería presentar la normativa a más tardar en la segunda mitad del año, aunque la previsible convocatoria electoral podría interrumpir el proceso. Fuentes parlamentarias opinan que, aunque llegara una convocatoria de elecciones, el siguiente Ejecutivo debería cumplir también la presentación de una nueva legislación sobre grandes simios.
La idea de una ley de grandes simios no es nueva en España. Ya en 2006, la organización proyecto Gran Simio impulsó una proposición no de ley que fue aprobada dos años después en la Comisión de Medio Ambiente del Congreso. Con ella, se instaba al Gobierno a ampliar los derechos de estos animales, incluyendo el derecho a la vida, a la libertad y a no ser torturados en base a su condición de «compañeros genéticos de la humanidad», una expresión que fue posteriormente retirada.
«Se hace urgente»
Aquella proposición, sin embargo, no se tradujo en una ley. «No cumpliendo en su momento con este desarrollo, se hace urgente aprobar una ley que ampare, bajo condiciones especiales, a los animales con una mayor proximidad genética con el ser humano y que respeten sus características, tales como lazos familiares, cultura propia, necesidades comportamentales y de alojamiento y bienestar», justificaba en su enmienda en el Congreso Más País Equo.
La disposición ha permanecido en la ley de bienestar animal tras su paso por el Senado, al no salir adelante la enmienda de exclusión presentada por el PP («excede ámbito de aplicación de la ley» de bienestar animal, alegó el grupo), ni la de Vox.
La creación de esta norma también ha estado en el radar del Ministerio de Derechos Sociales que dirige Ione Belarra y, en especial, de la Dirección General de Derechos de los Animales, que quería tenerla lista entre 2022 y 2023. Pedro Pozas, el director ejecutivo del proyecto Gran Simio, confirma a este periódico una reunión de trabajo con el titular de Derechos de los Animales, Sergio García Torres, sobre la elaboración de esta nueva ley. «Esperamos que dé tiempo a presentarla o al menos a que esté encarrilada» antes de que acabe la legislatura, alega Pozas.
Polémica de hace 15 años
Según explica el director ejecutivo del proyecto Gran Simio, los orangutanes, bonobos, gorilas y chimpancés merecen tener unos derechos básicos, como el derecho a la libertad y a no ser torturados ni maltratados física o psicológicamente. Aunque, matiza, no se trata de «darles derecho a casa», como le acusaron de querer hace 15 años entre la inmensa polémica que suscitó la proposición no de ley del Congreso.
En 2008 la Comisión de Medio Ambiente del Congreso aprobó una proposición no de ley que nunca culminó en norma
En su opinión, esta ley supondría el fin de su cautividad en los zoos, por ejemplo, para llevarlos a santuarios. También una nueva concepción ética. En Argentina existen dos sentencias judiciales pioneras que reconocieron a la orangutana Sandra y a la chimpancé Cecilia respectivamente como «sujeto no humano titular de derechos fundamentales».
El cautiverio y exhibición de estos animales, por tanto, violaba sus derechos de ‘personas no humanas’. «Son homínidos según la ciencia», alega el activista, que se pregunta si los seres humanos encerrarían en un zoo a otros homínidos, como los neandertales, de no estar extinguidos.
«Al ser los grandes simios los más cercanos a nosotros, haber compartido el camino evolutivo, al pertenecer a la familia de homínidos, necesitan un trato especial. Tienen más sentimientos. Hay grandes simios que han aprendido el lenguaje de signos y lo han usado entre ellos», ejemplifica Pozas. Además, continúa, «la cultura de los grandes simios es muy rica. Hay chimpancés que incluso ya viven en cuevas, que fabrican lanzas para cazar. Es una muestra de cómo la humanidad ha podido avanzar. En un zoo no tienen cultura, muchos están solos, se aburren…».
Derechos de los Animales se ha reunido con proyecto Gran Simio con la intención de elaborar un proyecto legislativo
Además de su libertad y el fin de su cautiverio en los zoológicos, los objetivos que debería recoger la ley, según proyecto Gran Simio, apuntan a que se prohíban los programas de reproducción en cautividad.
«Hay que hacer esfuerzos de conservación con las comunidades que estén en libertad», asegura Pozas. No con las cautivas. Porque, dice, los intercambios de ejemplares para reproducción pueden acarrearles «problemas psicológicos», al ver rotos los «fuertes lazos de amistad y familiares» que comparten las comunidades.
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Sin embargo, el director del proyecto reconoce que de aprobarse una ley de grandes simios, no habría santuarios suficientes para acoger a las «decenas de grandes simios que se encuentran cautivos» en España.