Por Paula Casal – Blog El Caballo de Nietzsch
Los zoos emplean publicidad engañosa; usan imágenes de felicidad y unidad familiar, como si fuesen lugares alegres donde los animales se divierten y no cárceles de inocentes que separan familias y generan enfermos sin derecho alguno; es urgente una Ley de Grandes Simios
Buscando una foto bonita para la portada del libro que acabo de publicar con Peter Singer, Los derechos de los simios (Madrid, Trotta 2022), elegimos la que acompaña a este artículo, que Trotta incluyó con otras en el libro. Como mantenemos que los demás homínidos o grandes simios también son personas, no podíamos usar esta imagen sin saber quiénes eran. Investigando, descubrí tantas muertes traumáticas tras esta foto que necesitaréis todos los dedos para contarlas. ¿Casualidad? No lo creo. Tras los adorables retratos de familia, los zoos están llenos de historias de terror.
Asha, la madre gorila de la foto, nació de Moja y Martha, en el zoo de Gladys Porter en 2002, año en que su hermano por parte de padre, Harambe, con solo dos años, perdió allí a su madre Kalya, hermana de Martha, de diez años, a su hermano Makoko, de un año, a su media hermana Uzuri, de dos, a su medio hermano César, de tres, y a otro hermano, aun sin nombre, que nació muerto al día siguiente.
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