Por Pedro Pozas Terrados (en revista Quercus)
Los grandes simios son objeto de una solicitud a la ONU para que elabore una declaración de los derechos de estos parientes evolutivos del ser humano. También se ha pedido a la Unesco que los incluya como patrimonio vivo de la humanidad.
Con respecto a las poblaciones de grandes simios y al peligro en el que se encuentran, Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, declaró recientemente que “la protección de estos primos del ser humano, del que apenas nos separa un 2% del ADN, es una responsabilidad colectiva”.
En sintonía con este llamamiento, el Proyecto Gran Simio ha solicitado a diversos organismos de las Naciones Unidas y a su secretario general, António Guterres, una declaración de los derechos básicos de los grandes simios. Para tal efecto, nuestra ONG ha presentado un documento borrador, con vistas a su estudio y aprobación con las rectificaciones que se consideren necesarias.
Igualmente hemos pedido a la Unesco que los grandes simios sean declarados “Patrimonio vivo de la humanidad”, precisamente por ser especies pertenecientes a nuestra propia familia de los homínidos.
El Proyecto Gran Simio sigue avanzando en su lucha de más de dos décadas por la protección de los homínidos no humanos, gracias a lo cual hemos conseguido que en España se vaya a elaborar una normativa específica para ellos. En efecto, la recién aprobada Ley de Bienestar Animal prevé y marca el plazo para la presentación por parte del Gobierno de un proyecto de ley de grandes simios.
Ya es hora de afrontar abiertamente el parentesco que tenemos los humanos con los grandes simios, sin que el antropocentrismo ciegue las evidencias científicas que cada vez más nos indican que compartimos capacidades cognitivas y que tenemos un ancestro común. Debemos reconocer además que estamos compartiendo vida y planeta con homínidos vivos con los que hemos evolucionado de forma paralela en nuestras propias historias evolutivas.
Las críticas que tuvo Darwin por mostrarnos las evidencias del parentesco de los humanos con los primates aún siguen en el ambiente a pesar de los años transcurridos. Llagas que no han sido aún cerradas y que pueden ser por fin curadas y así dar la bienvenida a nuestros hermanos evolutivos sin que sean tratados con desprecio o como negocio para nuestro divertimento. Las generaciones futuras no comprenderán cómo hemos tardado tanto en reconocerles su puesto en la historia de nuestro planeta.
No podemos seguir con los ojos cerrados en nuestro mundo del siglo XXI con pensamientos del siglo XIX. No podemos permitir que desaparezcan los últimos homínidos no humanos que aún viven con nosotros. Les debemos respeto y derechos.
Fuente: https://www.revistaquercus.es/noticia/8655/ong/nuestra-deuda-con-los-grandes-simios.html