Pensar que los humanos tenemos derecho a torturar, esclavizar y asesinar otras formas de vida y que somos los amos del planeta, es una estulticia inagotable.
El martes pasado me invitaron como conferencista al Primer congreso La bioética y los animales, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras, el Programa Universitario de Bióetica, ambos de la UNAM, y el Proyecto Gran Simio (México-España). Centré mi discurso en convencer al auditorio sobre el absurdo biológico que implica sostener la tesis de la absoluta superioridad humana sobre todas las demás especies. Decir que el hombre es mejor que los demás seres vivos demuestra, en el mejor de los casos, ignorancia biológica; pero cuando se concluye, a partir de la falsa premisa anterior, que tenemos derecho a torturar, a esclavizar y a asesinar a las demás formas de vida porque somos “los amos del planeta”, se convierte en estulticia inagotable.
De acuerdo con la clasificación moderna, el grupo de los Homínidos incluye a los orangutanes, a los gorilas, a los humanos, a los chimpancés y a los bonobos, ensamble también conocido como los grandes simios. Al parecer su antepasado común más reciente surgió hace unos 15 millones de años, posiblemente en la India.
El Proyecto Gran Simio se basa en la idea de otorgarles parte de los derechos básicos que gozan los humanos actualmente. Estos son el derecho a la vida, a la libertad y a no ser maltratados físicamente ni sicológicamente, como acontece en los experimentos científicos, en circos y zoológicos. La organización es un grupo internacional fundado para trabajar por la supresión de la categoría de “propiedad” que ahora tienen los antropoides no humanos y por la inclusión inmediata en la categoría de personas. Su objetivo a largo plazo es conseguir una Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Grandes Simios Antropoides. Cuando consiga ese resultado, defenderá el establecimiento de territorios protegidos para que los chimpancés, los bonobos, los gorilas y los orangutanes puedan seguir viviendo como seres libres por sus propios medios. El Proyecto tiene apoyos en más de 20 países.
El 20 de abril pasado, la juez Barbara Jaffe, en representación de la Corte Suprema del estado de Nueva York, firmó un recurso de habeas corpus, usado en casos de personas privadas ilegítimamente de su libertad, para los chimpancés Hércules y Leo, dictaminando que existen razones suficientes para que los responsables de la privación de libertad de ambos chimpancés expliquen, ante la Corte, las razones que justifican el cautiverio. Esta es la primera vez en la historia que se asigna dicha figura legal reconociendo jurídicamente a animales como personas no humanas. Nonhuman Rights Project espera que ambas personas no humanas puedan ser trasladadas al santuario Save the Chimps Inc., en Florida, donde podrán convivir con 250 camaradas afortunados.
Si pregonamos la igualdad, la libertad y la fraternidad —fuera del sesgo pervertido del revolucionario burgués—, deberemos de tratar a nuestros compañeros de viaje, en esta mandarina azul sideral, con el respeto que merecen. La inteligencia no nos hace más grandes que los demás seres de la Tierra, nuestra salvación y grandiosidad las encontraremos en el trato respetuoso hacia ellos.
Fuente:
http://www.excelsior.com.mx/opinion/alvaro-chaos/2015/05/05/1022363
Más informaciones: Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México