Alejandra Juarez, representante del Proyecto GAP en Argentina, estaba partiendo de su Santuario de Carayás, en la Cumbre de la Provincia de Córdoba, para Santiago del Estero. Noticias llegadas horas antes de colaboradores del GAP, que observaban al chimpancé Monti, eran preocupantes. Las maquinas – con ruido infernal – destruian el Zoológico en su alrededor, los animales colocados en jaulas eran retirados. Monti, 45 años en su exigua carcel de cemento y hierro, entraba en panico. Se refugió en la parte más inaccesible de su prisión, y durante más de 4 días no tocó en los alimentos.
El no entendía lo que sucedia, los animales que lo acompañaron en aquel terrible cautiverio año tras año, desaparecian ante la furia destructora de los humanos. Sus amigas – Alejandra y Vania – que lo visitaron semanas atras no habían regresado más, cargadas de regalos y mantas para soportar el proximo invierno. El había leido en sus ojos que ellas lo sacarían de allí, y esperó confiante.
Una ciudad egoista, un Juez pusilanime, sin personalidad e indeciso, que en verdad nunca quizo asumir la defensa del unico ser inocente y fragil que allí existía, era el caldo de cultivo, que en la inminencia de una libertación, lo convirtieron en una prisión perpetua. La ciudad, frivolamente, decidió destruir el Zoológico, menos la jaula de Monti, y a su alrededor construir una confiteria, para divertir a los «llamados humanos».
Monti escogió su camino, refugiado en la oscuridad de su carcel, donde nadie tenia acceso ni lo podia acompañar, murió de hambre, en protesto por la traición que aquella ciudad que lo usó como propaganda y adorno, practicó con el!
El Juez Dario Alarcon prometió libertar Monti, una absurda Comisión Tecnica de Especialistas por el creada dió su parecer por su libertación. Pero nada de eso fue suficiente, lo abandonó en el medio del camino, y lo condenó practicamente a muerte, siendo un ser transparentemente inocente.
Monti, um chimpancé que a pesar de todo, no guardaba odio en su alma atormentada por el cautiverio y la soledad, es otro Mártir más, producto de la arrogáncia y de la vanidad humana. Cuántos más tendrán que morir para ser reconocidos como PERSONAS, y no como OBJETOS, en las sociedades HUMANAS?
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional