Relación Provisional de Firmas al Manifiesto – Grandes Simios Personas no Humanas PDF
NUMEROSOS CIENTÍFICOS, ESCRITORES, POLÍTICOS, ACADÉMICOS, INGENIEROS Y NUMEROSAS OTRAS PERSONALIDADES DE DIVERSAS RAMAS DE LA CIENCIA FIRMAN UN MANIFIESTO PARA QUE LOS GRANDES SIMIOS SEAN CONSIDERADOS «PERSONAS NO HUMANAS»
Aprovechando el estreno de la nueva película “ El amanecer del Planeta de los Simios”, Proyecto Gran Simio ha elaborado junto con un equipo de científicos de diversas ramas de la ciencia, un Manifiesto que ya ha sido firmado por más de 390 mujeres y hombres pertenecientes al mundo académico, filósofos, médicos, biólogos, antropólogos, científicos, abogados, ingenieros, escritores, políticos, asociaciones, fundaciones y otros pertenecientes a una gran variedad de profesionales técnicos; para que a los grandes simios sean considerados “personas no humanas”, debido a sus numerosas capacidades cognitivas iguales a las humanas y compartir con los seres humanos el 99, 4% de la totalidad genética.
En el Manifiesto se expone los motivos por los que los grandes simios deben ser considerados “personas no humanas” y en consecuencia proteger sus derechos básicos: la vida, la libertad y no ser torturados ni física ni psicológicamente.
Personalidades como Jose María Bermúdez de Castro Premio Príncipe de Asturias y Codirector de Atapuerca, Antonio Muños Premio Príncipe de Asturias de las letras en 2013 o escritores como Alberto Vazquuez-Figüeroa, Rosa Montero, Ruth Toledano, Elvira Lindo, son solo algunos nombres importantes que se han unido al Manifiesto para que los grandes simios sean protegidos jurídicamente.
Se pretende recoger miles de firmas en todo el mundo para presentarlas ante las Naciones Unidas y pedir una Declaración Universal de los Derechos de los Grandes Simios y a su vez llevarlas al Congreso de los Diputados para que se legisle una Ley de los Derechos de los Grandes Simios como ya se acordó por el propio Congreso en el año 2008.
“Este Manifiesto es la voz de la ciencia que pide a los políticos una responsabilidad para con nuestros hermanos evolutivos de los que compartimos un mismo ancestro común y un puesto en la misma familia de los homínidos y en la propia historia de la humanidad. A pesar de los numerosos informes científicos que avalan nuestro gran acercamiento a ellos y que compartimos numerosas capacidades cognitivas, los grandes simios se encuentran cautivos y explotados en centros zoológicos, donde la gran mayoría sufren enfermedades psíquicas y los tratamos como meros objetos, en lugar de sujetos con derecho”, afirma Pedro Pozas Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España.
Pozas recuerda las palabras del primatólogo Jordi Sabater Pi, el descubridor de Copito de Nieve, en el que anunciaba que dentro de algunos años seremos juzgados muy severamente de cómo hemos tratados a los grandes simios encerrándolos en celdas, al igual que hoy lo hacemos de cómo los blancos trataron a los negros esclavizándolos y abusando de ellos como meros animales sin derechos.
MANIFIESTO
“Reconozcamos a los grandes simios como personas no humanas”.
A menudo se corrige un uso lingüístico popular, “personas humanas”, señalando la redundancia: todas las personas son humanas. De hecho no es estrictamente así (hemos concedido personalidad jurídica a fundaciones o empresas, y para los creyentes existen personas divinas), pero creemos que ha llegado el momento de corregir la corrección en un sentido nuevo y muy importante.
La primatología es una ciencia muy joven: apenas hace unos pocos decenios que hemos comenzado a averiguar quiénes son de verdad nuestros parientes biológicos vivos más cercanos (bonobos, chimpancés, gorilas y orangutanes: los grandes simios). Y lo que hemos ido sabiendo no ha dejado de sorprendernos: en sus elevadas capacidades emocionales y cognitivas reconocemos a seres muy cercanos a nosotros mismos.
Hace años, Joseph Fletcher (1905-1991), uno de los fundadores de la moderna bioética, ofreció un exhaustivo y bien conocido conjunto de quince atributos para definir la personalidad humana: inteligencia mínima, autoconciencia, autocontrol, sentido del tiempo, sentido del futuro, sentido del pasado, capacidad para relacionarse con otros, preocupación y cuidado por los otros, comunicación, control de la existencia, curiosidad, cambio y capacidad para el cambio, equilibrio de razón y sentimientos, idiosincrasia y actividad del neocórtex. Hoy sabemos que todos los grandes simios, y no sólo los seres humanos, poseemos estos quince atributos de la personalidad (aunque en diferente grado: la autoconciencia de un gorila es sin duda más simple que la de un ser humano).
Todos los homínidos (humanos y grandes simios) tenemos vidas tan largas, ricas e interesantes, y tantos planes y expectativas, que nos roban algo muy valioso si nos quitan la vida. Trabamos además lazos afectivos tan intensos que nuestra muerte atormentará a familiares y amigos. Nuestra memoria emocional a largo plazo hará que recordemos siempre padecimientos y torturas; nuestra preocupación por los demás hará que temamos el sufrimiento de nuestros seres queridos; y nuestra capacidad de proyectarnos en el futuro nos hará temer el regreso del verdugo y las consecuencias de lo que nos hará. Nos sentimos indignados cuando nos encarcelan sin razón y nos fuerzan a tener una vida distinta de la que deseábamos. Y siendo seres intensamente sociales, curiosos y culturales, con cerebros diseñados para procesar continuamente nuevos datos, en una celda podemos morir de aburrimiento y soledad, como si fuésemos enterrados en vida.
De manera que no está justificado (aunque se explica por la omnipresencia de un prejuicio de especie) tratar a los grandes simios como cosas en nuestros ordenamientos normativos (legales, políticos y morales). Por otra parte, sin dar un salto en la difusión social de valores como la biofilia y la sustentabilidad, las perspectivas de futuro de nuestra propia especie son muy sombrías en un mundo sometido a la severa crisis ecológico-social que hemos causado nosotros mismos. Ampliar la comunidad moral más allá de la barrera de nuestra especie, no sólo sobre la base del reconocimiento de capacidades de los grandes simios, sino también atendiendo a la obligación moral de respetar la vida de los animales sintientes, que son sujetos de su propia vida, y de no dañar a los seres que pueden ser dañados, supondría un avance decisivo en ese deseable cambio valorativo.
Todos los homínidos somos personas y la ley debe tratarnos como tales y no como cosas. Por todo ello, los abajo firmantes pedimos el reconocimiento de los grandes simios como personas no humanas, y apoyaremos activamente los cambios legales necesarios para tal reconocimiento.
Pedro Pozas Terrados