Por Marta Montojo
Madrid, 19 ago (EFE).- Los orangutanes son de los animales más parecidos a las personas. De hecho, pertenecen a la misma familia. Así, para referirse a los grandes simios -orangutanes, chimpancés, bonobos, gorilas-, Pedro Pozas prefiere la fórmula “homínidos no humanos”.
Este naturalista de 66 años se topó por primera vez con un gran simio cuando era un adolescente. En una visita al zoológico de Madrid, cuando tenía 14 años, se despistó un momento y perdió al grupo. Subió por unas escaleras, buscando al resto, y se encontró frente a una jaula de cristal. Al otro lado había un orangután, un animal que Pozas entonces desconocía. “Me acerqué a él y me empezó a mirar. Cogió del suelo un papel blanco para quitarse algo de los ojos”. Le pareció una persona humana. “Tenía una expresión de tristeza terrible, se me quedó metido en el corazón”, cuenta ahora a EFEverde.com, desde el otro lado del teléfono.
Desde la organización que dirige y que ayudó a fundar en España en 1999, Proyecto Gran Simio (PGS), Pozas lleva años presionando al Gobierno para que apruebe la Ley de Grandes Simios, cuyo anteproyecto acaba de comenzar su tramitación. España sería pionero a nivel mundial en tener una ley de grandes simios, celebra Pozas. El documento de consulta pública previa emitido por el Ministerio de Derechos Sociales reconoce a estos primates como mucho más que “seres sintientes”, y recuerda que reúnen los quince atributos que en su día el bioético Joseph Fletcher estableció para definir la personalidad humana.
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