Con los hábitats forestales de Uganda en declive, los Chimpancés hambrientos se alimentan de cultivos y atacan a los niños.
Texto: David Quammen / Fotos: Ronan Donovan – NATIONAL GEOGRAPHIC PORTUGAL
La vida ya era difícil para Ntegeka Semata y su familia, que luchaban por desarraigar su medio de vida en el este de Uganda. Apenas eran capaces de producir lo suficiente para alimentarse cuando un grupo de Chimpancés atrevidos y hambrientos comenzó a amenazar su sustento y seguridad.
Durante uno o dos años, los Chimpancés se acercaron más y más, vagando por el pueblo de Kyamajaka, buscando comida, arrancando plátanos de los árboles, recogiendo mangos y papayas y todo lo que los probaba. Habían recogido yaca de un árbol cerca de la casa de Semata. El 20 de julio de 2014, estos presagios de miedo dieron paso al horror, un tipo de horror que conmovió a otras familias en Uganda. Ese día, un solo Chimpancé grande, probablemente un macho adulto, capturó al bebé de Semata, Mujuni, y lo mató.
“Un Chimpancé entró al jardín mientras yo excavaba”, recordó Ntegeka Semata, durante una entrevista a principios de 2017. Ntegeka acumuló el cuidado de sus cuatro hijos con el arduo esfuerzo del campo. Cuando le dio la espalda para ir a buscar agua, el Chimpancé agarró al bebé de 2 años y se escapó. Los gritos del niño llamaron la atención de otros aldeanos, quienes ayudaron a la madre a perseguir al animal, pero el Chimpancé era duro y fuerte y causó heridas fatales a Mujuni.
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