La ultima avalancha
publicado en 08 May 2014

Hace ya casi 20 años compramos una pequeña finca de poco más de 80.000 metros cuadrados en la zona rural del município de Sorocaba, en el Estado de S. Paulo. Era una propiedad para pasar el fin de semana, como muchas otras en los alrededores. Un año después ya estábamos montando el Criatório Conservacionista Viejo Jatobá, que en cinco años se convirtió en un centro de rescate para 150 animales tomados de traficantes y de particulares sin condiciones de cuidarlos.

Quince años atrás, con el surgimiento en nuestras vidas de un bebe chimpancé de nombre Guga, iniciamos la construcción del Santuario de Grandes Primates, uniendo los dos emprendimientos en un solo, que abriga actualmente más de 250 seres.

Cuando compramos la primera finca – que en el transcurruir de los años fue ampliada hasta llegar al medio millón de metros cuadrados de hoy – teniamos un lago al final de la misma. Aquel lago fue aumentado en profundidad y extensión, convirtiendose en dos. Aquellos lagos dieron abrigo a centenas de especies silvestres como aves, mamíferos, peces y todo tipo de animales. La prohibición de la pesca y de la caza años atras era un factor importante porque en esa epoca la depredación del hombre con la Naturaleza era intensa.

Más recientemente la depredación vino de otros origenes. Aquella area cerca de la Carretera Estatal Castelo Branco, fue convertida en un polo industrial y la empresa Toyota compró más de de 1 millón de metros cuadrados (a 500 metros del Santuario) para erguir su segunda fabrica en el Brasil.

El poder publico municipal y estatal construyó una extraordinária infraestructura para conseguir que la ensambladora de vehículos se instalase allí. En 20 años ninguno de los caminos y carreteras que nos rodean fueron cuidados y asfaltados, y continuan así hasta hoy, sin embargo, alrededor de la Toyota el asfalto ocupa cada metro cuadrado de las vias publicas.

Hace dos años un desastre ecológico sucedió. Un día, al final del año 2011, nuestros lagos fueron invadidos por barro, piedra y arena, después de una tempestad. Algunos meses antes, la Toyota había concluído una pista de pruebas para sus vehículos, margeando la carretera llamada de la Campininha, sin protección suficiente, para que en caso de lluvia fuerte se inhibiese que el barro, piedra y arena invadiese las propiedades vecinas y nos alcanzase.

Escribimos para la ensambladora Toyota. Se realizaron reuniones, inspecciones, etc. La Toyota estaba buscando algun culpable, menos ella. Contrató, después de meses de discusión, una empresa que presentó un informe «fantasioso», explicando que una represa de agua de una finca vecina que se habia roto era la causa del desastre ecologico. Ante eso, fuimos a buscar la información precisa, fotografamos todo, colectamos muestras de piedra y material que venia de la pista de la Toyota, e informamos que aquella represa vecina habia rebentado en 2009, durante una tempestad, y nunca más habia sido reconstruída.

Como percibimos que la ensambladora quería «empujar para otro lado» la responsabilidad del problema, y ganar por el cansancio, decidimos hacer un informe a la Secretaria de Medio Ambiente del Município de Sorocaba, para que investigase el caso y tomase las decisiones pertinentes..

La ultima avalancha sucedió el pasado 12 de Abril de este año, un mar de barro y arena continuó invadiendo nuestros lagos, que ya practicamente no existen más. De dos metros de profundidad ahora tienen apenas 50 cm. Centenas de peces murieron, que daban sustento a decenas de aves. Un desastre ambiental en el medio de un Santuario que rescata y valoriza la vida silvestre. Tal vez algun día la ensambladora japonesa entienda lo que eso significa.

En los Estados Unidos, la prensa informa que demoraron cuatro años para reconocer que un defecto en la aceleración de sus carros era su culpa. Tuvieron que pagar 1.2 billones de dolares de multas a la Justícia Norteamericana.

Al princípio nos pareció, que ellos pensaron que estabamos atras de algun tipo de compensación económica. Fue aclarado que el dinero de ellos no nos interesaba, como ellos tampoco  podrian resucitar los millares de animales que perecieron en dos años de avalanchas. Pero, al menos, que ellos arreglen el daño ocasionado y garantizen que nunca más va a suceder, de forma que, los seres inocentes que por ventura allí se abriguen en el futuro, aquel nuevo hogar no se convierta en su cementerio, como sucedió con sus predecedores.

Dr. Pedro A. Ynterian

Presidente, Proyecto GAP Internacional

 Imágenes de la situación local en 2014

Água saindo do bueiro desaguando na mata_302x200 Bancadas de areia no Lago Santuário_302x200 Estrada lateral da Toyota_302x200 Lago do Santuário coberto de areia e vegetação sobre a areia_302x200 Lago Santuário - Novo banco de areia_302x200 Lago Santuário com lixo garrafa Pet_302x200 Lgo Santuário após chuva_302x200 Lixo próximo a saída de água, com a chuva desce para a Mata em direção ao Santuário_302x200 Saída de água concretada do outro lado da estrada - desgua em direção ao Lago Santuário_302x200 Saída de água do bueiro da Toyota - outro lado da estrada concretada - em direção ao Santuário_302x200 Saída de água Toyota - bueiro na estrada_302x200 Vista lateral da Toyota_302x200 Vista Lateral estrada_302x200

 

 

Um dos lagos_300x200