SANTUARIO DE SOROCABA
Si ellos pudiesen hablar contarían la historia terrible de sus vidas, sin embargo, sus cuerpos y su ansiedad son la unica lenguage que nos puede mostrar la insanidad de los humanos maltratando animales en circos que nunca deberían haber existido.
Ellos llegaron de noche, después de un viaje de 2500 km, tres dias infernales, practicamente sin comer, después de años en aquellas malditas jaulas que ni les permitían moverse. En esta mañana, del 1° de Julio, fueron transferidos de la jaula-prisión para una jaula de transporte nuestra, que podía entrar en los recintos.
Los macho están muy flacos, pelean entre ellos, se hieren cuando algo de comida existe para dividir. La hembra es la que está en peores condiciones, tuvimos que separarla y la colocamos en uno de los recintos donde Guga y su grupo vivió varios años, que ahora no es mas usado, ya que tenemos que darle un tratamiento especial para recuperarla.
Cuando le damos comida la devoran en un instante y piden mas. El hambre que pasaron debe haber sido homerica. Los cuerpos de ellos heridos, la leona sin la punta del rabo, posiblemente mordida por el macho, son las pruebas evidentes de lo que denunciamos cada vez que recibimos un animal de circo.
Muphasa, Simba y Sabrina, sobrevivientes jovenes de un terrorismo humano contra los animales indefensos, pueden ahora descansar y vivir en paz. Sus hermanos de las selvas, los chimpancés del Santuario, que hoy vieron de cerca a Sabrina, ir a vivir en su antigua casa, los reciben con los brazos abiertos para que nunca mas sufran en las manos de nadie.
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional