Lo encontramos en un camion de un circo viajero en una ciudad pequeña del Estado de Minas Gerais, en la compañia de un gran oso negro, con quien compartia aquella casa improvisada. Bob era su nombre. Lo trajimos junto con su amigo oso para el Santuario de Grandes Simios de Sorocaba, en el Brasil.
En el primer día en su recinto, cuando salió para la parte externa y vió a sus vecinos – Jeber y Tyson – los saludó con un gesto obsceno. Con el tiempo, hizo amistad por la ventana con Tyson, sin embargo, Jeber siempre fue su desafecto.
Un año atras, el duo de musica campesina Teodoro y Sampaio, descubrió que Bob estaba con nosotros, insistió en visitarlo para recordar el trabajo de ambos juntos, cuando hacia parte del circo. Teodoro se emocionó al verlo de nuevo, ya que durante un tiempo, viajaron juntos por el Brasil. Un programa de televisión fue realizado por la TV Record en la epoca, donde fue contada un poco la historia cirquense de Bob. Asista al video aqui.
Bob siempre fue un solitario en su especie. Meses atras conseguimos darle una compañera. Margareth, madre de los chimpancés Emilio y Noel, que están con nosotros, y de varios otros hijos que le fueron robados en los zoologicos que vivió, se juntó con Bob. Ambos parecidos, chimpancés pequenos, sin dientes (arrancados en los circos) se relacionaron muy bien, en los pocos meses que disfrutaron de una vida en comun.
Bob era fanatico de leche. Todos los días le llevabamos una botella de 1 litro de leche, que el pedia para que la abriesemos en su presencia. No sabemos por que Bob no abría ningun envase de jugos, bebidas carbonatadas o yogurtes. El nos pedia que abriesemos todos, cosa rara ya que todos los chimpancés aprenden a abrir todos los envases en un segundo.
A vezes, cuando llegaba con la primera alimentación de la mañana, él me estava esperando con una botella de algun jugo o bebida del día anterior, y me la daba para que yo la abriese en su presencia.
Un mes atras, Bob comenzó a comer menos, a vezes ni la leche tomaba, las mucosas de su boca se tornaron blanquecinas. Lo anestesiamos, extraimos sangre y comprobamos que tenia una anemia profunda. Un tumor ya se delineaba para el exterior de su abdomen, y en dos semanas ya estaba piel y hueso. No comia nada, teniamos que dar la comida en la boca, no se movia, el dolor debia ser intenso. El tumor ya había invadido su sistema digestivo. Tuvimos que darle analgésicos inyectables para mitigar su dolor. El día 5 de enero, no resistió y partió de este mundo que mucha infelicidad le brindó. Bob tenia aproximamente 30 años, nunca fue un verdadero chimpancé, vivió explotado por humanos que lo hicieron trabajar y sufrir para divertir a un mundo insano.
Dr. Pedro A.Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional