La desactivación de los zoológicos
publicado en 25 Ago 2016

El Zoológico de Buenos Aires, es uno de los más antíguos del mundo, en el barrio de Palermo, con 140 años de existencia, cerrará sus puertas por una decisión política de la Provincia de Buenos Aires, que es de su propiedad.

Los 1.500 animales que viven allá, serán privados en beneficio propio, de las visitas del público y del constante estrés al ser exibidos en pequeños recintos, sin ningún propósito. Tal vez, la intensa campaña, que fué realizada para la liberación de Sandra, Orangután hembra, aceleró ésta decisión, que ya venía siendo discutida en los ámbitos politicos y judiciales.

Mantener animales trancados para ser exibidos al público, como forma de entretenimiento, es totalmente anacrónico. Millones de zoológicos en el mundo, tienen más de 5 millones de animales, presos en cárceles que son un verdadero absurdo, para el laser de los humanos. Millones de esos animales, mueren prematuramente, por no poder sobrevivir en un cautiverio sin sentido.

Los que todavía defienden la existencia de los zoológicos en el siglo XXI, lo hacen por el mero interés de usufructuar de ventajas, algunas ilícitas, por mantener aquellas prisiones abiertas y funcionando.

Muchos zoológicos en todos los continentes, son también un centro de tráficos de animales, lo que agudiza más todavía, el combate por éste delito. Conocemos decenas de historias de animales enviados por las autoridades ambientales a los Zoológicos, que fueron capturados de traficantes y que volvieron a las manos de otros traficantes, por el mismo camino que llegaron. El Zoonit de Niteroi, fué uno de los ejemplos más cabales, de como el Zoológico era socio, en el tráfico de animales.

Ningún cautiverio es bueno. Los animales no nacieron para ser prisioneros. Ellos están aquí antes que nosotros y tienen el derecho de vivir en libertad, en su habitat natural. Ningún cautiverio, por mejor que sea, se justifica de forma permanente.

El camino que comienza a trillar el Zoológico de Palermo, es un ejemplo que debe ser seguido por tantos otros. Los animales que pueden ser libertados lo serán, aquellos en que no será posible, por lo menos viviran libres del estrés provocado por las visitas, en la medida en que van muriéndose, sus recintos o jaulas, serán cerrados para que no sean más ocupados por otras especies. En pocos años, el Zoológico dejará de existir. Un ejemplo para ser seguido, por todos aquellos que de verdad, defienden la vida silvestre.

Dr Pedro A. Ynterian
Secretario General del Proyecto GAP Internacional