El susto
publicado en 03 May 2011

SANTUARIO DE SOROCABA – 02/05/2011

Desde que llegó, en la primera mirada, fue ódio a primera vista, Charles vino del Zoológico de Ribeirão Preto, interior del Estado de S. Paulo, se automutilaba en los brazos, especialmente en la época de mayor visitación y asedio del publico visitante al Zoo. El es muy fuerte, grande, cariñoso con algunos, agresivo y violento con otros.

En el primer dia que coloqué mi tenis en la reja para él tocar, intentó arrancarlo de mi pie, y terminé dejandolo con él, o sino lo tendría arrancado. Ayer la situación fue mucho peor, tal vez, si algun angel de la guardia no me hubiese protegido, yo no estaría hoy escribiendo esta materia, ya que no tendría manos para hacerlo.

Ya yo había terminado de servir la primera refección de la mañana, pasé por el comedor de Charles y coloqué una pequeña botella con bebida en uno de sus comederos, como de costumbre. Charles me estaba aguardando según lo había planificado desde hace meses. Rapidamente metió su mano por el agujero que da acceso a la bandeja de alimentos y agarró mi brazo derecho. Yo estaba con una campera impermeable, y conseguí tirar la mano de mi mano, así él se quedó con el brazo de la campera en la mano, y comenzó a tirarlo para adentro de su recinto. Yo grité, caí en el suelo, para evitar que él llevase mi brazo para dentro, y hice presión con las piernas en la pared, para evitar que la fuerza inmensa de él, me arrancase el brazo de una vez. Conseguí soltarme el brazo izquierdo de la campera, y ahí el se llevó la campera para dentro, y me soltó. Los tratadores que estaban limpiando, vinieron en mi ayuda, pero la lucha duró 1 minuto, y no dió chance para ayudarme. Charles me agarró la campera y la destruyó en pedacitos en un minuto, lo que deseaba hacer conmigo.

Mi brazo quedó todo malherido e inflamado por la presión que hice contra las rejas, a fin de evitar que él me llevase para adentro. Después de un tratamiento de varias horas con hielo e anti-inflamatorios, estaba recobrado parcialmente.

Charles planificó esta agresión durante meses. El dejó de demostrar agresividad contra mi, no golpeaba en las paredes y en la reja cuando yo llegaba, me dejaba colocar la comida en las bandejas. Parecía que quería amistad. Yo fui agarrando confianza y me aproximaba más de él. Me pedía agua, a pesar de tener un punto de agua corriente en el recinto, me daba la botella de plastico, colocandola en la bandeja, yo pedía para que la empujase al piso, para evitar que me agarrase la mano como lo hizo finalmente.

Yo ya tuve accidentes con chimpancés, especialmente, en los primeros años por falta de experiencia. Hoy entro con muchos de ellos y nunca mas tuve accidentes. En este sector donde está Charles, también están algunos de los chimpancés mas enloquecidos del Santuario, todos originarios de zoológicos. Sólo yo, los tratadores y la veterinaria Dra. Camila entramos allí, ya que ellos no les agradan las personas que no conocen bien. Varios han tomado anti-depresivos durante años, y actualmente están parcialmente curados.

Por qué Charles me odia y ama a otras personas? Es dificil de decir, tal vez yo parezco con alguien que le hizo mucho mal en su vida, sin embargo, los chimpancés tienen una memoria extensa y saben diferenciar y reconocer muy bien a las personas. Quizas nunca sabré el origen de aquel sentimiento que lo lleva a desear la muerte – y practicarla si pudiese – de alguien que lo cuida y atiende durante años con dedicación.

A agresión de Charles es algo asustador, y será imposible de olvidar …

Gracias a la suerte estoy completo y escribiendo lo sucedido.

Un susto de esos no se lo deseo a nadie y como sucede con los humanos, el odio – a veces hasta gratuito – es el principal incentivador de los actos mas crueles y violentos de la humanidad. Con los chimpancés, ahora vemos, que no es diferente.

Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional