El Reino de Alejandra
publicado en 08 Mar 2012

Es dificil entender como los monos aulladores (conocidos en el Brasil como bugios), tan conocidos por nosotros en la Selva Atlantica, lleguen tan al sur, en las Sierras de Córdoba, Argentina. Sin embargo, en el Centro de Primatologia, que se encuentra localizado a poco más de 100 km de la ciudad de Cordoba, 11 grupos de carayás de la especie Alouatta caraya viven sueltos. En total son 140 monos aulladores.

Aquel es el “Reino de Alejandra Juarez”, una profesora de Historia, que 30 años atrás, entró en el Zoológico de Cordoba, para escribir su tesis academica sobre la historia del mismo, y allí se quedó durante 20 años, convirtiendose en una observadora y tratadora privilegiada de una amplia gama de animales, que por allí pasaron y la mayoria no resistieron.

Alejandra se envolvió con leones, tigres, pumas y claro, con chimpancés. Los felinos llenaron sus ojos de lagrinas innumeras veces y angustiaron su corazón, al no poder arrancarlos de aquel lugar macabro y llevarlos con ella a su Reino.

Ella consiguió felinos para el Zoológico, de manos de traficantes y de circos, los llevó para el zoo, donde ella pasaba más de 12 horas por día, para salvarlos de una muerte segura, más ella no sabía que allí también la muerte los acechaba.

Cuando el Zoológico cerraba para el publico diariamente y los empleados se iban, Alejandra se quedaba, y allí hacía la fiesta con los animales que la amaban. Jugaba con los leones, con los pumas, con los tigres y con todos los monos. Llevó algunos sustos, así como algunas heridas marcan su cuerpo. Jugar con tres tigres adultos, o con una leona que la amaba, algunas consecuencias inesperadas podrían suceder.

Silvio era un chimpancé lindo, que llevaba años en el Zoológico. Desarrolló una amistad extraordinaria con él, con quien pasaba algunas horas del día jugando y conversando como se conversa con los grandes simios. Silvio tenía una compañera, que como es natural, moría de celos de la relación de Alejandra con su compañero de prisión. Un día ella escapó, el zoo fue cerrado y todos los tratadores rodearon la jaula, donde ella estaba subida en el techo, pero nadie se arriesgaba. A pesar de los celos, Alejandra subió al techo donde ella estaba, sentó a su lado y recibió un fuerte abrazo en retribución. Con la ayuda de Silvio, que esperaba el desenlace de la fuga con ansiedad, la convenció a bajar y entrar de nuevo en su prisión.

Esas y decenas de otras experiencias, Alejandra nos contó en la visita que nos hace en el Santuario del GAP en Sorocaba, donde está descubriendo una forma de tratar decentemente a los iguales a Silvio.

Alejandra salió del Zoológico despues de 20 años. El Zoológico era estatal y más tarde fue privatizado, más los absurdos de lo que un Zoológico padece, continuaron, como en la mayoria de los más de 15 zoológicos que existen en aquel pais hermano.

Un día un Carayá les fue entregado y ella ya estaba con sus bartulos prontos para irse al campo (como ella llama la vida fuera de la ciudad). No consiguió llevar su leona y sus tigres, los cuales fueron envenenados en el zoo antes de partir. Sin embargo, llevó el Carayá, que fue el nacimiento de un proyecto que debe ser un orgullo para todos los que defienden la vida en libertad de todos los animales (www.proyectocaraya.com.ar ).

Alejandra tiene dos hijas de un relacionado anterior, dos jovenes de 15 y 17 años de edad, que viven con ella, y la ayudan a administrar su Proyecto Carayá, ahora aumentado con 14 monos capuchinos, rescatados de un laboratorio de experiencias médicas que quebró.

Alejandra nunca se olvidó de Silvio, su compañero de años en el Zoológico con quien conversava en los fines de tardes, casi diariamente. Cuando el GAP de España la conoció y nos la presentó, inmediatamente consideramos que sería la persona ideal para representarnos en aquel gran pais, que además de la historia mutua, nos unen extensas fronteras, a través de las cuales nuestros primates transitan, buscando un lugar al sol.

Alejandra está conociendo nuestra realidad, nuestra historia y nuestras luchas, en defensa de los Grandes Simios aquí y en el mundo. Nuestros pensamientos se funden en uno solo. Sabemos que los chimpancés son casi humanos, sin embargo, porque no consiguen hablar, son considerados por nuestras leyes como objetos, y son abusados, maltratados y criminalmente explotados.

Ella ya sintió como un bebe chimpancé, como Suzi, es practicamente un bebe humano, que se va abriendo cada día y ganando su confianza. Ya se sentó frente a Guga y Emilio, y conversó con ellos. Via Skype transmitió las imágenes para sus colaboradores en su Reino de Cordoba, que incredulos, no querían creer lo que estaba haciendo aquí. Ya experimentó la sensación de ver a Vitor furioso en los primeros minutos y amoroso a continuación, y con su unica mano pedirle contacto. Vió como Jimmy se está transformando en un chimpancé de verdad, relacionandose con Samantha y sus dos hijas, Sofia y Sara, de quien algun día será su padre adoptivo.

También ya captó el desafio que le espera a su regreso a su Reino, rodeado de las bellezas de las montañas cordobesas, cuando ella comenzar, como ya lo hizo años atrás, a denunciar las barbaridades que son practicadas contra los grandes simios en su patria.

El Reino de Alejandra es inmenso, 360 hectares. Para ver el último grupo de Carayás soltos es una hora a pie, que compensa, ya que la libertad de que ellos disfrutan es lo que deseamos para todos los grandes simios, a pesar de que sepamos que tal vez eso pueda ser una utopia.

Alejandra Juarez es una luchadora por los derechos de los animales, como todos nosotros en este proyecto en que estamos dedicando, los ultimos años de nuestras vidas. Sin embargo, ella también es una triunfadora, ya que hizo lo que nadie realizó, sacar los animales del cautiverio infernal y darles la libertad. Sea bienvenida a nuestra lucha!

Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional

Fuente:
http://www.anda.jor.br/07/03/2012/o-reino-de-alejandra