Ya estoy saliendo del Santuario del GAP, en Sorocaba, después de más de 11 horas de jornada extenuante, paso por frente al largo recinto de Billy, que desde una ventana me hace señales y me muestra un pote cuadrado pequeño, diferente de los otros de yogurts, que el disfrutó horas antes.
Aquel yogurt era diferente, el llamado yogurt griego, de una nueva linea de un fabricante, que viene con mermelada de fresas. Billy lo probó por primera vez y lo adoró. Sin duda que su paladar es bien selectivo, aquel yogurt es realmente delicioso. Billy piensa que mi carro es una cafeteria ambulante, que lleva siempre de todo para ofrecerles. Le explico que se me acabó y que mañana le traigo otro. El se conforma y me da un beso de despedida.
Horas antes estoy distribuyendo el almuerzo caliente del día, antes del medio día. Charles desesperado, quiere los cuatro potes de arroz con frijoles (la llamada tipica «feijoada» brasileña) para él solo, le doy tres, llamo a su compañera Francis a un lado y le doy otro, si no Charles también lo agarra. El adora cualquier plato de comida caliente que tenga carne bien condimentada. Es un carnívoro devorador.
Continuo mi trabajo de camarero, distribuyendo la comida del día y llego al recinto de Alex y Carol. A ambos les gusta mucho la comida caliente. Para evitar peleas, doy un pote a cada uno, en la mano de cada uno, junto con su cuchara, para evitar las disputas que ya sucedieron. Alex abre la tapa del pote rápidamente, agarra con sus dedos largos y delicados un pedazo de linguiza (como un chorizo) que reposa encima del arroz con frijoles y lo devora con delicia. Ahí da una mirada al plato de Carol, deseando el de ella, pero la que manda aquí es ella, que tiene dientes, y Alex, que se lo arrancaron todos en el circo, tiene que controlarse. La «linguiza» para Alex es el alimento supremo.
Continuo en mi trabajo de camarero de lujo y llego donde está Jimmy. El me está esperando. Separo las tres bebes, hijas de Samantha, que él cuida, cuando ella está algunos días con su grupo original de Guga, para no perder las raíces, y le llevo la bandeja con yogurt, jugos, gelatina y el plato caliente. Jimmy, libre temporariamente de su trabajo de cuidador de bebes, sienta y disfruta de su almuerzo, comenzando siempre con el plato caliente.
Ya es por la tarde, Vania preparó café en botellas y aquí la pelea es terrible. La bebida preferida de los chimpancés es un cafecito después de todas las comidas del día, del cual ellos no perdonan. Ella tiene que ir distribuyendo uno a uno, ya que todos desean siempre más y más.
Después de un día alimentando los chimpancés civilizados del Santuario, concluimos que el paladar de ellos es tan delicado como el humano, y que a medida que van profundizando en la cocina humana, mas ellos desean ser Homo «sapiens» troglodytes.
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Projeto GAP Internacional
Vea las imagenes captadas por la tratadora y fotógrafa del Santuario de Sorocaba, Merivan Miranda.