Este oso que vivió una gran parte de su vida en un Circo, fue el último a llegar al Santuário, junto con el chimpancé Bob, con el cual compartía um remolque en el Circo.

Jack, al principio, no saliá del dormitorio y cuando lo hacía, se quedaba balanceando su cuerpo enorme frente a las ventanas externas del recinto, en un movimiento pendular, durante horas. Practicamente ya habia dejado de ser un oso, y sí en realidad un ser perturbado que no tenía objetivo en la vida.

Poco a poco fue saliendo más del dormitorio para la parte externa y un día regresó a su vida de oso, entrando en la piscina de su recinto. Jack nunca será normal, sin embargo, podrá disfrutar de algunos momentos de felicidad que nunca conoció en su vida en el Circo.

Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional

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Imagenes captadas por Merivan Miranda: