Ella nació entre cuatro paredes de concreto y hierro de un centro de tortura médica. Ella no tuvo infancia. Nosotros vemos a nuestras bebes chimpancés correr, saltar y jugar horas tras horas, hasta que sus cuerpos agotados no resisten más, y pensamos en ella, que nada de eso conoció. Nunca fue abrazada, protegida por una madre o un padre. Con poco tiempo de vida fue enviada a otro local, donde también se respiraba tristeza, falta de ánimo, infelicidad, y hasta la muerte prematura.
Hombres y mujeres con mascaras y guantes, clavaban agujas en sus cuerpos todavía tiernos. El dolor acompañaba sus días y el terror invadía sus noches. La vida de Dorothy fue esa, y su destino era ser una cobaya en manos de humanos sin sentimientos ni remordimientos.
De repente, su suerte cambió. Un día hombres y mujeres de mirada angustiada y avergonzada, la fueron a buscar, y la arrancaron de aquel centro de tortura, voltando a sus orígenes, donde el ambiente ya era otro. Los hombres de mascaras y guantes habían desaparecido, y otros que sabían sentir y llorar al ver el sufrimiento de aquellos seres inocentes, les extendían una mano solidaria.
Dorothy nació en la Fundación Coulston, en el Estado de Nuevo Mexico, un centro de reproducción y tortura, financiado por el NIH (Instituto Nacional de Salud Norteamericano), para reproducir y hacer experiencias con primates no-humanos. Todavía bebe, fue enviada a otro centro similar, arrancada de sus padres, como era comun en ese mundo tenebroso, donde un chimpancés era una vida valiosa, que se media por millares de dolares, en el comercio creado «en beneficio de la ciencia…».
La Fundación Coulston quebró debido a la presión del mundo ambientalista y el Santuario SAVE THE CHIMPS, de Florida, compró sus instalaciones y todos los seres inocentes que allí existían, con hora marcada para morir. Dorothy fue junto con un grupo de chimpancés para el Santuario de Florida. Ella por primera vez tenía esperanza, podría correr, saltar, jugar, ser acariciada por un igual y ser tratada con amor y consideración por humanos, que no usaban ni mascaras ni guantes.
Sin embargo, la vida tiene cosas inexplicables, por qué seres jóvenes, llenos de vida, con un futuro prometedor, tienen su vida interrumpida por una muerte prematura?. En los últimos días, aquí, en el Brasil, en la ciudad sureña de Santa María, más de dos centenas de jóvenes que pensaban que disfrutarían una noche feliz, encontraron una muerte horrible e inesperada, por la ambición gananciosa de algunos humanos, que ni precisaron esconderse atras de mascaras y guantes.
Dorothy se fue prematuramente. Un chimpancé en la adolescencia era un ser, que como los jóvenes humanos del cabaret en Santa María, tenían el mundo y la felicidad en la compañía de sus semejantes, por la frente. Aquellos que como nosotros hemos sufrido por la perdida prematura de hijos humanos y no-humanos, de forma inesperada, sabemos el sufrimiento que eso deja en nuestra alma y la frustración que invade nuestra existencia.
Dorothy murió al fin del año pasado, con 14 años de edad. Podría habernos enterrado a todos nosotros. Sin embargo, las injusticias de la vida nos han obligado a nosotros tener que hacer su obituario. DESCANSE EN PAZ, grande Dorothy…Lo que te conocieron NUNCA te olvidarán!
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional
Fuente (en portugues): http://www.anda.jor.br/07/02/2013/dorothy-os-insondaveis-misterios-da-vida