Diana ciudadana, una historia real
publicado en 16 Mar 2012

Diana es una chimpancé, que vivió con humanos, como parte de una família, durante 16 años. Andres, de su misma edad, fue criado con ella, compartió sus juegos, travesuras, aventuras, deseos y angustias. La sociedad humana la terminó encerrando en un Zoológico y prohibió que su familia humana la visitase. Aquí, ella resume su historia atrás de las rejas de su jaula. Diana habla por ella y por todos sus iguales:

“En el comienzo de este relato está mi partida del África sin compasión. Pero acaso la compasión tiene lugar en el orden natural del mundo? Dónde estuvo, dónde está mi lugar en este mundo? En cuál mundo? En qué selva? La de los diamantes? La que engulle en los pantanos? La que contiene? La que expulsa? La infectada de mosquitos, de premoniciones? La de ladrillos, la de rejas, la de cristal?

Estuve en los aeropuertos de Dakar, Madrid, Ezeiza, aferrada a mi dueño como una minusválida porque si me abandonaba, iba a ser dos veces huérfana y sin salvación. Tuve el privilegio de conocer el amor humano y devolví ese amor como los hombres: con ternura y celos, con desconfianza y fe. Compartimos ambos el 98% del ADN, pero esa ínfima diferencia es la frontera que yo no pude sortear. En ambos mundos fui un personaje patético, escindido, una especie de Quijote animal. El precio de la civilización fue convertirme en una ciudadana neurótica, como le sucede a todo aquél que no puede ejercer sus derechos. Pero los tengo, pese a incurrir en desobediencia. Derecho a la liberdad. Derecho a una vida sin torturas. Derecho de pertenencia. Y voté. Voté por mi familia humana. El alma familiar es mi tutela y nadie podrá decir con certeza si estuve más cerca del silencio que de la palabra.

Andrés, mi niño, ha crecido. Ahora es un príncipe. Viene a visitarme a escondidas porque continúa mi proceso de adaptación. Dicen. Adaptarme a la tristeza?

Cuando me apartaron abruptamente de él, dañaron un canal precioso que era nuestro secreto desde la infancia. Pero los intersticios siguen abiertos. Nos miramos con el mensaje mudo y urgente de lo irreparable. Nos tomamos de los barrotes de la jaula, mis manos cubriendo las suyas. Nuestros silencios tienen la potencia de un rayo que nos atraviesa y nos enmarcó en una luz nueva que los demás no pueden percibir. Siempre está conmigo su figura longilínea, su tez pálida de fina porcelana, los gestos nerviosos y varoniles. Ambos rondamos los veinte años. La edad de la gloria. La tristeza en cambio tiene unos pocos meses, pero ya ha iniciado su imperturbable proceso de desolación. Y un día no se irá.

Queda grabado este relato medio animal de mi vida. Aprieto el botón del grabador: Click. Quizá éste sea el único y último sonido audible, porque mi insoportable chillido se asemeja al grito de un niño perdido que nadie en el mundo escucha.”

Sucedió en Cordoba, Argentina. Diana murió meses después de ser trancada en el Zoológico de la ciudad, cuando las autoridades la prohibieron de vivir con su familia humana. Andres, su hermano humano, murió 4 meses más tarde, en la flor de su vida, como ella. La tristeza los fulminó a ambos.

El libro “LA SELVA PERDIDA, Una Autobiografia Animal” de la escritora Neli Torres, publicado en 2011, en la Argentina, cuenta la historia de Diana y su familia humana. Nadie puede dejar de lerlo!
Notícia para ANDA 12/03/2012

Fonte:
http://www.anda.jor.br/13/03/2012/diana-cidada-uma-historia-real