Foto: Chimpancé Francis, 50 años, nacida en Africa, capturada bebe, llevada a centros de experiencia medica norteamericanos y a zoologicos de aquel pais, varios hijos robados, enviada a un Zoologico en la Bolivia, donde casi muere de hambre, rescatada por nosotros, y todavia viva, residiendo con su compañero Charles, y todavia con capacidad reproductiva.
Esa pregunta nos ha sido hecha centenas de veces en estos 14 años en que nuestra vida está envuelta con los chimpancés. Nuestra respuesta, para simplificar el tema, generalmente ha sido: COMO NOSOTROS. Si la misma pregunta es hecha al personal de los zoologicos, la respuesta será 35 años. Ambas respuestas están, en el sentido estricto de la palabra, ERRONEAS.
Un chimpancé en la selva se estima que viva maximo 35 años, especialmente en las últimas decadas con las amenazas que sufre de cazadores, traficantes, madereros y mineradores, que limpian de toda vida selvaje el area donde pisan. Además de la amenaza humana, que redujo la población en vida libre a la mitad en pocos años, los peligros que la selva ofrece son muchos, y los enemigos, desde pequeños insectos, a grandes depredadores es inmenso. Por esa razón es que los chimpancés tienen la incomodidad de dormir en nidos hechos en las copas de los árboles, cambiando diariamente. Esa es una forma de sobrevivencia.
Cuando los chimpancés viven en cautiverio, la situación cambia, aunque no tanto como deberia. En zoologicos, debido al stress generado durante años con el asedio del publico, en recintos pequeños sin posibilidades de ejercitarse y de convivir harmonicamente en un grupo, la expectativa de vida se reduce drasticamente. Si la selva es un lugar peligroso para vivir, los zoologicos lo son más todavia. Las enfermedades humanas se transmiten de forma infinita, debido al contacto proximo, así como la mente desequilibrada genera perturbaciones y automutilaciones que terminan aniquilando vidas.
En tesis, nuestra respuesta, COMO NOSOTROS deberia estar correcta, sin embargo no está. El chimpancé, por más que llegue a comunicarse con nosotros, donde las condiciones más ideales de vida existen, no tienen como transmitirnos los dolores que siente, así como los problemas de salud que lo afligen, como lo hacen los humanos, y que sirven para detectar precozmente muchas afecciones. Algunos chimpancés nos muestran las heridas para que nosotros las tratemos, o nos indican algun dolor para que lo mitiguemos. Especialmente aquellos más civilizados, que ya saben que nosotros tenemos la capacidad de curar.
El simple hecho de sacar sangre para evaluar el estado general, en algunos primates es posible con su consentimiento, en otros no. En esos casos precisamos anestesiar, y muchas veces a distancia, que convierte el procedimiento en más impreciso, pudiendo generar overdosis, que llevan a paradas cardiacas o respiratorias. Todos los dias, a traves del mundo, hay animales muertos en zoologicos por procedimientos anestésicos imprecisos.
Cuando necesitamos hacer una intervención cirurgica ahi es que la cosa se complica. La mayoria de los medicos veterinarios en el mundo no tienen una formación academica para entender el cuerpo de un gran simio, que es practicamente igual al de un humano. La inmensa mayoria de las catedras de veterinaria en el planeta no tienen un curso detallado del cuerpo de un grande primate. En esos casos debemos recurrir a los especialistas humanos, que tienen recelos de operar a un primate, hasta que entienden que son iguales a sus pacientes humanos. Existe también el problema corporativista, que algunos veterinarios, en una infima mayoria, aducen para impedir la participación de sus colegas humanos en esas situaciones.
Pero, la complicada situación no se detiene ahi. El gran problema es el post-operatorio. Mantener un chimpancé inmobilizado el tiempo necesario para que se recupere de una operación es una tarea practicamente imposible, cuando ese periodo se extiende a dias, e no a horas, para conseguir la recuperación. Esto reduce mucho las posibilidades que tenemos de curarlos cuando la unica alternativa es la cirurgica.
Veamos el caso de la chimpancé Carol, de 30 años de edad, del Santuario de Sorocaba. Carol era llamada de la intelectual, ya que andaba con revistas de un lado para otro el dia todo, hojeandolas con frecuencia. Vivió 10 años con nosotros, estuvo con varios machos, como Gilberto, Luke y el ultimo Alex, de quién era muy apasionada. Murió en dos meses, cuando un cancer agresivo de la piel apareció alrededor de su grandula mamaria izquierda y terminó alcanzando una gran parte de su pecho y de sus espaldas, sin que nada fuese posible hacer, salvo diagnosticarla a traves de una biopsia y reducir su dolor. Una intervención cirurgica, seguida de radio o quimioterapia sería imposible de realizar, algo que en un humano podria ser factible con alguna chance de cura, ya que la detección fue precoz.
Nosotros hemos recibido muchos chimpancés adultos con secuelas de una vida llena de maltratos, pésima alimentación, stress permanente y hasta tratamientos medicos erroneos, por falta de conocimiento y de recursos de sus captores. Esas secuelas terminan manifestandose en la salud debilitada y en muertes prematuras, que en casos normales no sucederian. Es el mismo caso de poblaciones humanas depauperadas por pésimas condiciones de vida, como muchos pueblos en este siglo XXI que todavia tienen una expectativa de vida que no supera los 50 años, cuando en regiones deserrolladas un Homo sapiens de más de 100 años ya no es más algo raro.
Tenemos la esperanza que las nuevas generaciones de chimpancés en Santuarios realmente conscientes y que tengan la condiciones de mantenimiento ideales, a pesar de que la vida en cautiverio nunca será el ideal, demuestren que un buen cuidado, que incluye recursos y afecto, pueden prolongar la vida de un grande primate proxima a la humana.
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional