Sobrevivientes inoculados con HIV ( Santuario Fauna Foundation)
«Como acontece en las experiencias con animales vivos, Jerom sufrió mucho durante el tiempo que su enfermedad fue inoculada en su cuerpo, sin darle medicinas, ni para disminuir el dolor, para no interferir en el curso de la misma. Estuve con Jerom los ultimos 6 meses de su vida. Fui su tratadora y enfermera, y observé su declinio en la misma forma que ví declinar la vida de un amigo humano victimado por el SIDA. Mi vida fue profundamente afectada por mi trabajo con Jerom y sus compañeros chimpances. Escribo por Jerom porque fui su testigo. Escribo por Jerom porque para mi llegó a ser un simbolo de algo mayor que quedó en mi memoria y genera una profunda tristeza por el hijo, hermano, paciente que ya yo perdí y que me hace reflexionar y me impulsa a no quedarme callada, cada vez que escucho las ultimas crueldades practicadas en nombre de la humanidad y de la ciencia».
«En el lugar de una figura orgullosa, él estaba delgado y desolado, su craneo sin pelos, su piel palida, sus ojos hundidos, reflejando su miedo y la fiebre que consumia su cuerpo. El sufrió cada minuto y en cada forma que es posible sufrir para un chimpance enjaulado y entonces, murió».
Este es uno de los testimonios de Rachel Weiss, que cuidava de Jerom en el Centro de Primatologia de Yerkes, de la Universidad norteamericana de Emory, donde fue usado para el desarrollo de una vacuna que nunca funcionó contra el HIV. Dias después de la muerte de Jerom, Rachel abandonó su empleo en el centro de torturas de Yerkes (que todavia existe) y se convirtió en una activista contra el uso de los chimpances en la investigación médica.
El Proyecto R&R y la NEAVS publicaron en septiembre un trabajo en la revista cientifica Alternatives to Laboratory Animals (ATLA vol. 36, pag. 381-428), donde questionan todo el programa del govierno norteamericano en los ultimos 25 años de desarrollar una cura contra el SIDA, usando a chimpances como el modelo para la investigación sobre la enfermedad.
Decenas de millones de dolares ha sido dispendiados por el NIH (National Institute of Health) de los Estados Unidos, y centenas de chimpances desde bebes fueron inoculados, torturados y sacrificados, en aras de una vacuna que nunca funcionó, ya que los chimpances se comportan de forma diferente a los humanos frente al virus de HIV. El virus inoculado queda en la sangre de ellos, poco tiempo después comienza a disminuir, hasta casi desaparecer totalmente, sin desarrollar la enfermedad. El abordaje cientifico norteamericano demoró 25 años para entender que estaban errados, y decenas como Jerom fueron trucidados sin dolor ni compasión en ese periodo.
Como si no bastase la crueldad realizada con Jerom, que a los dos años de edad fue inoculado y murió 12 años después, siendo incinerado en una caja sin nombre, solo con un numero, el C499, después de su muerte su sangre fue inoculada en tres otros chimpances, y fragmentos de su cerebro fueron inoculados en cerebros de otros chimpances, inutilmente.
Esta historia que el Proyecto R&R presenta en su total dimensión de crueldad debe avergonzar al mundo cientifico y hacer reflexionar para que la misma no se repita con ningun otro ser vivo.
Dr. Pedro A. Ynterian
Diretor del Proyecto GAP Internacional