Publicaciones sobre personas celebres son las preferidas de los primates.
Santuario hospeda monos de varias especies, leones y osos.
Geraldo Jr.Do G1 Sorocaba e Jundiaí – SP (Brasil)
Todas las mañanas, poco despues que se despierta, Guga recibe una cesta de desayuno con itens variados, como frutas, jugos, yogurts y leche. Pero nada lo deja tan euforico como un grupo de revistas, que él hojea pagina por pagina, cuidadosamente, como si entendiese cada palabra escrita. En verdad, el interés de Guga, un chimpancé de 14 años, está en las fotos, dibujos y figuras que aparecen en las paginas que él manosea con habilidad semejante a la de un ser humano (vea el video).
El habilidoso chimpancé vive en el Santuario mantenido por el GAP (Great Ape Project) – Proyecto de Grandes Primates – en Sorocaba, en el Estado de S. Paulo, Brasil, que hospeda también leones y osos victimas de los maltratos en zoologicos y circos del pais.
«Guga está aqui desde el comienzo del Santuario. El se acostumbró a manosear revistas y diarios desde que era bebe, por eso se queda tan entusiasmado cuando gana ese regalo. El pasa largo tiempo hojeando, parece gente», dice la tratadora, Meire Miranda, de 40 años, responsable por cuidar de los primates, principalmente los más jovenes.
«Las revistas tienen que tener bastante dibujos, figuras y propaganda. Ellos no gustan de mucho texto. Por eso, la de noticias de la vida de personas celebres son las más preferidas», Meire Miranda, tratadora.
Guga no es el unico que gusta de revistas. La mayoría de los chimpancés se entusiasma cuando gana un ejemplar. Algunos comienzan la «lectura» en el piso mismo, en el momento de agarrar la revista. Otros prefieren encontrar un local tranquilo, de preferencia en el techo de las casas donde viven, recostados en la pared. «Las revistas tienen que tener bastante diseño, dibujo y propaganda. Ellos no les agrada mucho texto. Por eso la de noticias de las personas celebres son las preferidas», revela.
Hasta los bebes muestran interes en el pasatiempo, aunque no tengan todavia la habilidad de hojear las paginas. La dificultad, después de entregar las revistas es conseguir recuperarlas intactas, ya que muchas paginas acaban siendo arrancadas por aquellos que la habilidad no acompaña el entusiasmo.
Más Meire cuenta que, aunque consigue recuperar la revista entera tiene que precaverse de no entregar la misma al día siguiente. «Ellos perciben cuando la revista es repetida y reclaman», garantiza.
No es solo en el gusto de la «lectura» que los chimpancés se asemejan a los humanos. Ellos presentan variación del humor y comportamiento digno de una persona, lo que requiere atención por parte de los cuidadores que trabajan en el Santuario. «Hay días que ellos se despiertan de mal humor, irritados, no quieren «conversar». La gente tiene que saber respetar el mal humor de ellos. Ellos también guardan rencor, muestran desprecio. Una vez prometi para Lucke que pasaría en el recinto de él más tarde, para darle alguna cosa, pero por algun motivo me olvidé, me fui sin visitarlo. El se quedó sin mirarme en mi cara durante dos días. Sentí el desprecio como si fuera de una persona», se acuerda.
Guga queda euforico cuando recibe revistas (Foto: Geraldo Jr./ G1)
«Retiro»
El proyecto del Santuario fue creado en el año 2000 por el microbiologo y empresario Pedro Ynterian. El primer huesped fue justamente Guga, que a los tres meses de edad, había sido «adoptado» y criado por el empresario.
Em 2006 el «brazo» del GAP en el Brasil pasó a ser representado oficialmente por la Organización del Proyecto GAP – Grupo de Apoyo a los Primates. El idealizador del proyecto en el Brasil es hoy el presidente internacional de la organización, que tiene representaciones en varios paises.
El objetivo del proyecto es dar un local definitivo a los animales que vivían en condiciones poco adecuadas, muchas veces maltratados. Además de ofrecerles «un retiro», el Santuario también promueve la resocialización.
Jimmy (sentado en la ventana) adoptó 3 bebes que fueron abandonados por la madre (Foto: Geraldo Jr./ G1)
Más, en el caso de los primates, muchas veces los años de trabajo forzado en circos y zoológicos impiden que ellos vivan en compañia de otros de su especie.
«Algunos sufrieron tanto y pasaron tantos años aislados que no consiguen se adaptar y regresar a vivir en la comunidad. En estos casos, ellos son traidos y colocados en un espacio exclusivo. Ya tuvimos casos de chimpancés que se auto-mutilaban por causa de los traumas que sufren. Por otro lado, tenemos el ejemplo de Jimmy, que cuando llegó aqui «adoptó» las hijas abandonadas por la madre que no sabia amamantar y hoy posee una familia», explica Meire.
Uno de los huespedes más ilustre es la hembra Catarina, que trabajó por lo menos tres decadas en circos en todo el pais y fue figura popular en programas con publico de la TV en los años 90. Catarina pasó los ultimos años antes de ser llevada para Sorocaba, en 2009, haciendo presentaciones en escuelas,vestida como una niña humana. Hoy, a los 47 años, ella aprovecha «su retiro» al lado de su compañero Jango. «Ella fue criada como persona durante tantos años, que perdió sus instintos naturales», lamenta, al tener su rostro acariciado por las manos curiosas de la chimpancé.
Catarina, que trabajó durante decadas en circos y fue llevada para el Santuario en 2009. Meire recibe el cariño de la chimpancé (Foto: Geraldo Jr./ G1)
Hijos e hijas
La preocupación con los animales hace parte de un trabajo que domina la vida de Meire hace 14 años, cuando ella cambió su carrera de electrotecnica para vivir con los primates. «Fui a acompañar a una amiga en una entrevista de empleo en la finca donde el Dr. Pedro vivía con su mujer y Guga que en la epoca tenia 5 meses. Mi amiga no aceptó el empleo, pero eu me enamoré del monito y por el proyecto que allí se construía de un refugio para ellos, y decidí abandonar todo para vivir aqui», cuenta.
Al decir «vivir» es literal, ya que Meire vive dentro del Santuario. Ella solo deja el local cuando va a la facultad, donde hace un curso de fotografia – hobby que surgió con la mania de sacar decenas de fotos diariamente de los primates, que hoy aparecen en el almanaque anual de la entidad.
La tratadora es responsable por cuidar principalmente de los bebes (Foto: Geraldo Jr./ G1)
Ella visita diariamente todos los chimpancés, con quien conversa, llamandolos cariñosamente de hijos e hijas. Más ella también sabe el nombre, la historia de vida de cada uno y hasta las preferencias de cada uno al momento de la alimentación. «Así como nosotros humanos, cada uno prefiere un tipo de comida. Unos gostan de yogurt natural, otros de fresa. Unos comen un tipo de legumbre y otros no».
Para dar cuenta de alimentar tantas bocas, la cocina del local recibe cajas y más cajas de frutas, legumbres y vegetales semanalmente. Los refrigeradores están repletos de cajas de leche, jugos, leche con chocolate y yogurts. Una cocinera prepara la comida, que es dada a los chimpancés después que Meire la prueba.
«Aqui los animales tienen acceso a una alimentación balanceada y una vida libre de los maltratos que sufrian en circos y zoológics, así como de los peligros que enfrentarían en su habitat natural, como predatores y cazadores», dice.
«Madre adoptiva»
De todos los chimpancés que viven en el Santuario, uno recibe especial atención de Meire: el pequeño Cesar, de 10 meses. Cuando nació, la madre Samantha lo envolvió en una frazada y lo dejó abandonado en el piso. «Como la madre de ellos fue criada por humanos, ella no disfrutó tampoco de los cuidados de una madre biologica. Por eso ella abandonó su bebe y yo me convertí en su madre adoptiva», cuenta.
Meire es la «madre adoptiva» del pequeño Cesar de 10 meses (Foto: Geraldo Jr./ G1)
Cesar pasa el día en un recinto exclusivo en el Santuario, con derecho a tobogan, balance y juguetes de plastico. Por la noche va para la casa de Meire, que vive con ocho gatos y 4 perros. «El duerme en el cuarto, en un espacio cercado. Poco a poco estamos presentandolo para la madre, hasta que ella lo asuma», explica ella, con la experiencia de quién ya fue cuidadora de otros nueve bebes.
El pequeño chimpancé se comporta como un niño cuando ve a su madre adoptiva. Corre para los brazos de ella y rie cuando le hacen cosquillas.
Meire espera que ese contacto permanezca después que Cesar llegue a la edad adulta, lo que no sucedió con Guga, que ella también cuidó cuando era bebe. «Pasé un tiempo grande sin verlo porque tuve que cuidar de mi madre que estaba enferma. Cuando regresé él no me quería reconocer, así perdí la confianza de entrar y quedarme junto a el. Solo el tiempo permitió que fueramos recordando nuestros juegos del pasado. El tamaño y la fuerza de él también son un factor de limitación, el es muy fuerte, puede nos herir sin intención de hacerlo», dice.
El último abrazo que ganó de Guga, se recuerda ella, fue cuando el consiguió salir de su recinto. «Cuando él me vió, corrió para encima de mi y me abrazó. Me quedé asustada, pero fue bueno sentir aquel abrazo de nuevo. En seguida él me agarró de la mano y me llevó para dentro de la casa, como yo hacía con él cuando era bebe», recuerda.
Pedro Ynterian, creador del Santuario, duerme en el mismo recinto de los primates (Foto: Geraldo Jr./ G1)
El unico que entra en el recinto de los primates adultos es el presidente del GAP. «El Dr. Pedro se queda en el Santuario desde el viernes hasta el lunes. Durante los días que está aqui lleva las cestas de frutas especiales para los chimpancés y llega hasta dormir en el recinto de ellos», dice.
Sin visitas
El Santuario queda localizado en los alrededores del kilometro 90 de la carretera Castello Branco, en un area de casi 560.000 metros cuadrados, cercado de verde. Además de los 55 chimpancés, 60 monos capuchinos, 10 monos araña, cuatro gibones, monos cargrejeros y saguis, el local también hospeda 13 leones y tres osos.
Más aquellos que se interesaran en conocer los simpaticos primates, una mala noticia, el local no es abierto a visitación del publico. El derecho de los animales a la privacidad es una de las banderas defendidas por el proyecto GAP.
Cesar fue abandonado por la madre al nacer (Foto: Geraldo Jr./ G1)
Varios animales que hoy están en el Santuario vinieron justamente de zoológicos, donde recibian diariamente la visita de centenas de personas. «La presencia de gente extraña en el ambiente genera stress en los animales. En un zoológico eso sucede el tiempo todo, de forma sistematica. Los animales solo tienen descanso por la noche. Yo siempre digo es como tener un grupo grande de gente en la ventana de tu casa observando mientras comes, juegas, vas al baño. Los animales sienten verguenza, precisan de privacidad, tanto como nosotros. Cuando Ud está en un zoológico y un mono grita o tira algo en su dirección, no es para jugar. Es un manifestación de su stress», afirma.
En la mañana en que la reportaje de G1 conoció el Santuario, las unicas personas en el local, además de los funcionarios, eran los albañiles que trabajan en la construcción de nuevos recintos para hospedar futuros moradores.
El proyecto GAP intenta ahora traer el chimpancé n° 56 para el Santuario: el chimpancé Blackie, de 50 años, que hace 40 vive en el zoológico de Sorocaba. La presencia de más un huesped significa más trabajo para Meire?» Amo tanto lo que hago que no puedo llamar de trabajo. Ellos son mi familia. Ya le dije al Dr. Pedro para construir un pequeño cementerio aqui. Así, cuando muera, pueda continuar aqui para siempre», sonrie ella.
El Santuario ocupa un area de 560.000 metros cuadrados (Foto: Geraldo Jr./ G1)
Fuente (en portugues):