SANTUARIO DE SOROCABA
La suerte de los monos capuchinos brasileños (Cebus apella) no es de dar envidia a nadie. A pesar de ser uno de los primates más inteligentes del Universo, pocos humanos le dan abrigo cuando están en dificultades.
El caso de Chico Bento es significativo. Vivió 39 años en una casa de familia humilde en la localidade de Osasco, S. Paulo. Su proprietario era un chofer de camion que posiblemente lo debe haber comprado cuando era bebe al margen de la carretera, cuando los organos ambientales como el Ibama no existían, y el Brasil era una tierra sin ley, en el caso de la fauna.
Su propietario murió el año pasado y Chico fue tratado por la esposa y el hijo del matrimonio sin embargo, el nunca aceptó la muerte de su dueño. Alguien denunció a la Justicia su existencia en una casa de familia sin los papeles legales.
Chico nunca fue examinado por un veterinario, era alimentado con la comida de la propia casa, como si fuese un integrante más de la familia, inclusive cuando se asaba carne el domingo, él también participaba de la celebración. La Policia del barrio abrió un procedimiento de investigación y la familia fue multada por aproximados 2 mil dólares por tener a Chico sin el permiso de los organos ambientales.
La Justicia, al mismo tiempo, determinó su confisco y el envio a algun centro de rescate. Todos los consultados no aceptaron recibirlo ya que estaban llenos. Nosotros fuimos también contactados por la escribana de la policia ambiental, Vera Lucia Dias de Carvalho, y atendimos de inmediato a su pedido.
Dias más tarde, dos semanas atrás, Chico fue llevado al Santuario de Sorocaba. El está muy asustado, no sale de su dormitorio, en la cuarentena donde está alojado, hasta hacer todos los examenes de salud necesarios. Como nunca había sido tratado, ya encontramos una superpoblación de parasitos en su sistema intestinal y lo estamos curando.
Chico es nuestro mono capuchino n° 60. Quizás, en los ultimos años de su vida se pueda integrar a vivir con los suyos, y existir como un simio y no más como un humano. Tal vez Chico está entre los monos capuchinos más viejos que existen registros, de los que conocemos, ya que la mayoría de ellos no pasan de los 40 años.
Chico ahora ganó un hogar, y decenas de compañeros escandalosos y agitados, que lo despertarán para la vida que nunca tuvo la oportunidad de vivir. Bienvenido, Chico!
Dr. Pedro A. Ynterian
Presidente, proyecto GAP Internacional