Charlie muere inesperadamente
publicado en 24 Sep 2009

ZOOLÓGICO DE OREGON

Edward Miller era un minero que actuaba en la frontera de Sierra Leona con Libéria, en el occidente africano, en 1970, y un dia vió un grupo de humanos cargando un bebe chimpancé, la madre posiblemente había sido asesinada horas antes. El no dudó, hizo una oferta y lo compró. En 1972 estaba de vuelta en USA con su familia y terminó entregando el bebe, que lo había llamado de Charlie, al Washington Park Zoo, en Oregon.

Katie McKensie, una recepcionista con estudios en antropologia, había hecho una propuesta al director del zoologico de la época, para formar un grupo con los chimpancés huérfanos que tenían, incluyendo a Charlie, para enseñarles el lenguaje de las señales. El director sorprendentemente aprobó el proyecto.

Dave Thomas, recién graduado de psicologia en la Universidad Willamette, vió por la TV el proyecto que comenzaba en el Zoologico de Oregon, y se registró como voluntario en el mismo, en 1973.

Días atrás, 36 años después de tomar aquella decisión, que lo hizo terminar como tratador jefe del zoológico, Thomas llora la muerte de su gran compañero de todos éstos años, Charlie, que en una tarde de septiembre cayó fulminado por un posible ataque cardíaco frente al público que lo observaba en el zoológico, donde practicamente vivió toda su vida, así como aprendió todo sobre la civilización humana.

Charlie era reconocido como el Príncipe del Zoológico, es así como lo llama el veterinario Mitch Finnegan, que se relacionaba con él constantemente. Thomas todavía no se ha recuperado de la muerte de su amigo Charlie, que pensaba que lo vería morir a él, y no lo contrario, y reconoció que “yo puedo honestamente decir que Charlie fué una persona que cambió mi vida realmente.”

Charlie, años atrás, arrancó la punta de un dedo de la mano del director del zoológico, que la había dejado distraidamente en contacto con el primata. Nadie explica el motivo de aquel gesto, como también no lo entiende el propio Charlie, que entró en profunda depresión, cuando se dio cuenta lo que había hecho, y vió la sangre corriendo por la mano del jefe del zoológico. Durante mas de un mes, él se mostró arrepentido y que no entendía como aquel accidente había sucedido.

Charlie vivió con 4 hembras, una de ellas Coco, de 57 años, que le había dado varios hijos. Las hembras cuando se dieron cuenta que Charlie había caído fulminado, comenzaran a gritar desesperadamente, sin entender lo que sucedió.

Un dato interesante que el veterinario cuenta es la visita de la tratadora Marianne Youtter Curimgton, 10 años después de haberse ido del zoologico. Cuando Charlie la vió en el medio de la multitud de visitantes, la reconoció de inmediato y pidió desesperadamente para ella visitarlo en su parte interna, como ella lo hizo durante años, cuando era tratadora de aquel zoológico.

Charlie dejará recordaciones, no sólo en sus compañeras chimpancés – Coco, Delilah, Leah y Chloe – sino en todos los que lo conocieron y se relacionaron con él, en especial su gran amigo, Dave Thomas, que aprendió a amar a éste ser extraordinario y a respetarlo como a nadie.

Dr. Pedro A Ynterian
Presidente, Proyecto GAP Internacional