Comparten con el humano más del 90% de los cromosomas; hay un ejemplar en cautiverio en Luján, otro en Río Negro, otro en La Plata y dos en la Capital
PARA LA NACION
El chimpancé es el pariente más cercano del hombre. Compartimos con ellos más del 90% de nuestros cromosomas. En la Argentina, hasta adonde se sabe, quedan cinco ejemplares en cautiverio. Johnny, el más anciano, vive en soledad en una jaula demasiado pequeña para él en el actualmente clausurado zoológico de Luján. Tiene 53 años y, si no se toma alguna urgente medida, sufrirá el mismo destino que Sharima, la elefanta, que murió en enero en el predio, judicializado tras una denuncia del Ministerio de Ambiente de la Nación. A causa de tiempos y desavenencias, la elefanta, según denunció Elephant’s Helpers Argentina, no pudo ser atendida a tiempo por alguien experto que diagnosticara con precisión su enfermedad e hiciera algo para salvar su vida.
Jorge Semino compró el zoológico de Luján en 1994 a Jorge Cutini. Pero eran otros tiempos, en los cuales el mediático coleccionista de animales se exhibía con tigres, leones y monos en programas de televisión o fiestas, y los alquilaba para propagandas o escenas de películas, entre tantas otras actividades. Hoy la sociedad ha cambiado. ¿La realidad de los chimpancés también? Johnny llegó desde Alemania cuando todavía era un bebé, probablemente extraído a su madre, víctima del tráfico ilegal de primates, que aún persiste en África y en el mundo. El pequeño pasó sus primeros años en Córdoba en manos de un excéntrico alemán, que circulaba con él a bordo de su auto y llamaba la atención.
No se sabe por qué razón fue vendido al famoso circo Tihany, cuyo dueño también era alemán. Johnny aprendió trucos y a pasearse entre la gente vestido como su pariente más cercano, el hombre. Cuando se hizo grande y con la decadencia y prohibición de los espectáculos circenses con animales, dejó de servir para entretener. Entonces fue depositado en el zoológico de Luján. Poco más se conoce sobre su pasado. Existe alrededor de muchos de estos simios, un gran silencio y misterio en nuestro país. Lo cierto es que hubo una época en la que este chimpancé adulto tenía una compañera que, se sabe, vivió en casa de una solvente y excéntrica mujer. A Cali, así se llamaba, la servían tres personas, que se ocupaban hasta de sus más mínimos deseos. De allí pasó a la jaula de Johnny y, poco más tarde, murió.
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